Es la madurez política la que mide el destino de los pueblos y les da rango universal.
Eulalio Ferrer Rodríguez
-¡Habemus Papam!Se suele decir cuando hay humo blanco en Castelgandolfo.
Partida la media noche, con los ojos a punto de caérsenos, en nuestro caso, proclamamos a coro, junto a Tibisay Lucena:
-¡El pueblo tiene asamblea nacional!
No los dos tercios que esperábamos, pero algo es algo y no algodón de azúcar. Votos duros no se venden en la farmacia.
Con el debido respeto que merecemos todos los ciudadanos que sufragamos en la escogencia del nuevo parlamento nacional -reafirmando el espíritu de participación consagrado en el Art. 62 y de sobremanera en el Art. 5 de la CRBV-, cualquiera que haya sido su opción ideológica, no podrá negarse el avance en el terreno político de nuestro pueblo, en esta nueva etapa, sin los antecedentes del Caracazo (28 de febrero de 1989) contra el paquete neoliberal imperialista, instrumentado por su lacayo Carlos Andrés Pérez, así como su contra-réplica la Rebelión del 4 de febrero de 2002, hasta el actual proceso político Bolivariano, tan lleno de amenazas y plagas perniciosas recién iniciado, evidenciando lo que Gramsci con ojo zahorí había diagnosticado <<algo que está muriendo pero no termina de morir y al mismo tiempo hay algo que está naciendo pero tampoco termina de nacer?. ...>>, es fiel reflejo del resultado de las elecciones de ayer 26-S.
Porque entre coordenadas poéticas y políticas también, ahora, es oportuno reconocernos como en las del JUEGO LIMPIO del Chino Valera Mora “Los escritores que le viven/buscando cuatro patas/al triángulo y luego dicen/que no les importa la política/deberían cortarse los cojones/y echárselos a los cochinos”, hasta desembocar en el archiconocido “ Analfabeta Político” –más incluyente- de Bertolt Brecht y aquellos apuntes de Octavio Paz en Plural “La política llenó de humo el cerebro de Malraux, envenenó los insomnios de César Vallejo, mató a García Lorca, abandonó al viejo Machado en un pueblo de los Pirineos, encerró a Pound en un manicomio, deshonró a Neruda y a Aragón, ha puesto en ridículo a Sartre, le ha dado demasiado tarde la razón a Breton… Pero no podemos renegar de la política; sería peor que escupir contra el cielo: escupir contra nosotros mismos.”
¡Adiós a aquellos diputados del Congreso Constituyente de Cúcuta del 6 de mayo de 1821, cuando dicha labor era ad-honoren y apenas recibían una modesta dieta alimentaria; allí dejó su pellejo Juan Germán Roscio, en casa de María del Carmen Ramírez, allá en Villa del Rosario. Luego el devenir de ese parlamentarismo tendría su más emblemático representante -dudo que haya otro igual- en Fabricio Ojeda, comandante de la junta patriótica que derrocó al dictador Marcos Pérez Jiménez el 23 de enero de 1958, y quien, ante la indignante traición al pueblo venezolano a través del Pacto de Punto Fijo entre la burguesía y la élite política del momento, al ser electo renunció a su diputación para incorporarse a la lucha armada guerrillera, siendo apresado después, muerto y torturado en los calabozos del SIFA, bajo el gobierno de Raúl Leoni.
Se retiran afiches, se cancelan atrasadas deudas por uso de vallas a Vepaco, y se pintarán de nuevo las paredes, suspirarán las imprentas detenidas por las oscuras elecciones que pronto volverán, y algunos adolescentes ladillados de la feroz competencia de la propaganda política –algo esotérico para otros- dispararán graffitis a sus enamoradas sobre los horrorosos murales del folklore electoral, mientras el mercado de las promesas continuará asechando y –de nuevo es menester citar a Eulalio Ferrer - “El cretinismo electoral es, seguramente, el producto más importante de la propaganda política.”, además de que “ Ser dogmático o no serlo, es la diferencia entre ser poseído por una ideología y poseer una ideología; y de igual modo de ser pertinentes, algunas notas de Carlos Delgado, sobre la Revolución Peruana, Lima Mayo, mayo de 1975… “No sólo el poder económico se expropia, también el poder político puede ser expropiado. No sólo hay una plusvalía económica; hay, así mismo, una plusvalía política que, por igual enriquece a unos pocos. No sólo se concentra el poder económico en un grupo de privilegiados; también el poder político puede concentrarse, casi de idéntica manera en otro grupo de privilegiados. En una palabra, no sólo existe explotación económica, también existe explotación política. Y, en consecuencia, no sólo existe oligarquía económica, existe también oligarquía política.”
Esperamos que tenga sus días contados lo anterior; exhortando a nuestros camaradas y los del otro bando, próximos diputados a la Asamblea nacional, bien enterados que son 165 curules (para el serio compromiso de legislar a la República del libertador de naciones Simón Bolívar -creador de constituciones y leyes y factótum del congreso anfictiónico de Panamá) y que no hay sillas pa’ tanta gente, no estarán solos, 30 millones (+ ó -) de ciudadanos, desde concejos comunales en conformación de comunas, invocando al Poder Popular, ¡queremos diputados como Fabricio Ojeda!, en su mismo espíritu y salvando las distancias, para legislar porque nuevas y largas batallas nos esperan…