El PSUV debe rectificar, eso es una exigencia de gran parte de su militancia activa y un reclamo de su base desactivada, pero es importante dejar claro que ni debe desaparecer ni debe dejar de ser el partido de la revolución.
Todo movimiento que pretenda ser socialista necesita no sólo la disciplina de un partido sino su estructura, aún más si pretende hacer vida en sistemas democráticos electorales, ya que la posibilidad del movimiento de masas sólo podrá articularse con base en estructuras comunicadas, alineadas y permanentemente activas en torno a un proyecto y plan de acción. Esto es lo que debe representar el PSUV para el proceso en construcción, sin negar que el Gran Polo Patriótico (GPP) sea el espacio de confluencia tanto del PSUV como de las distintas formas de organización alternas al mismo, tales como organizaciones sociales y partidos aliados.
Sin embargo hasta ahora, el PSUV lo que ha significado es una mala interpretación de la disciplina de partido, aplicada sobre el esquema de la sumisión como atributo fundamental de quienes pretenden subsistir en la estructura del mismo, siendo profundamente inconsultas en muchas oportunidades sus decisiones y directrices, contraviniendo así sus propios principios fundacionales.
En este momento el proceso revolucionario se debate entre dos corrientes centrales de interpretación del socialismo bolivariano: Aquellos que optan por reproducir el clásico modelo del stalinismo orientado a una concepción de Capitalismo de Estado donde quienes predominan son los burócratas, vs la corriente que promueve el Estado Comunal como alternativa emergente y creadora de nuevas relaciones de poder desde la democracia participativa y el Poder Popular como principios de acción.
Hasta ahora la dirigencia con mando real de la Dirección Nacional del PSUV ha puesto en práctica todos lo elementos orientados a fortalecer al Capitalismo de Estado y la supremacía de la burocracia sobre el Poder Popular, pero emerge con fuerza, desde el seno de la juventud y de sectores organizados la tesis en construcción del Estado Comunal, que implica una concepción foucaultiana del poder que asume la necesaria conexión en red de nodos sociales que redistribuyen el poder, haciendo resistencia ante quien desea imponer el suyo: el burócrata, articulando un poder que suma y desborda la lucha proletaria ante la explotación y las reformas para definir acciones revolucionarios en contra del poder establecido, incorporando a sectores campesinos, juveniles, afrodecendientes, mujeres, homosexuales, indígenas, y en fin todas aquellas víctimas del burocratismo.
El Gran Polo Patriótico debe incidir en un redimensionamiento del PSUV, pero jamás en su disolución o debilitamiento, desde el Gran Polo Patriótico existe la oportunidad de establecer esa red de poder que sea la base del Estado Comunal, y el PSUV debe comprender que la reproducción del Capitalismo de Estado es una vía ya caduca que pondría en riesgo el futuro de la revolución. El PSUV debe rectificar y reimpulsarse y el GPP debe ser el garante de ello, o se estaría incurriendo en un fatal error histórico.
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