Han finalizado las Previas Electorales de la MUD, y aún cuando quedan muchas “dudas” en torno a los resultados presentados por su directiva, lo importante es recordar que este es un asunto que deberán resolver entre ellos, aunque el pueblo este expectante del desenlace final.
La columna de hoy, más que dedicarlo a polemizar sobre el tema antes mencionado, va orientado a generar algunos reflexiones que se desprenden de las previas de la oposición, la definición de candidatos y las futuras elecciones del 7 de octubre.
En nuestro país estamos acostumbrados a unos periodos electorales intensos, de mucho debate, de mucha pasión y verbo encendido, pero una característica fundamental de nuestra cultura política radica en que en los momento electorales la violencia política no existe, ya que la concepción democrática del venezolano comprende que este tipo de acciones no tiene sentido en este contexto.
La violencia política en nuestro país tiene como más reciente evento el golpe de Estado contra el Presidente Chávez y el Paro Petrolero (sobre cuyas acciones existe una terrible impunidad), pero jamás estos u otros fenómenos de violencia política en nuestro país se han transformado en violencia electoral. Creo importante resaltar esto, ya que actos como la quema de cuadernos electorales, acciones de desacato contra el dictamen del TSJ y los discursos de los actores de la MUD parecieran advertir un conato de violencia política preelectoral que sin duda sería muy delicado para el futuro del país.
Estoy absolutamente seguro que todo el país esta esperando debatir y discutir apasionada y al mismo tiempo racionalmente sobre las propuestas de los candidatos, sobre el presente y el futuro del país, pero jamás estará dispuesto a aceptar que la violencia se apodere de un proceso netamente pacífico y que busca garantizar la permanencia de la paz, dirimiendo las diferencias frente a las máquinas electorales del CNE.
En ese sentido, creo absolutamente pertinente iniciar un examen del contenido de las declaraciones y los documentos que han surgido del nuevo candidato de la oposición.
Temas como el rol de PDVSA y las misiones en los términos que los ha planteado Capriles; que a mi parecer anuncia la desaparición de las Misiones de manera atenuada, así como su enfoque sobre el control de cambio; lo que pareciera anticipar la desaparición de las Reservas Internacionales, la concepción que se tiene sobre las inversiones privadas y bajo que condiciones; lo que pareciera anticipar un condicionamiento y perdida de soberanía ante capitales trasnacionales, la privatización de las empresas públicas; que atenta contra el avance del control obrero sobre los medios de producción estratégicos, su concepción sobre El Poder Popular y el hecho de que la proclamación de esté haya sido desde una universidad privada y elitista, deben contrastarse con los planteamiento que ha hecho y hará el candidato Hugo Chávez en estas materias, y la evaluación de los hechos de sus gestiones, en el primer caso regional y el segundo nacional.
Mientras que del presidente Chávez existen hechos que evaluar, de Capriles lo que existe es más incertidumbre que hechos, por lo que, más que promover la violencia política, promovamos el análisis de las propuestas, el perfil de los candidatos y contrastemos realidades.
Es por ello que este Espacio Crítico inicia una etapa que pretende debatir sobre estos y otros temas que surgirán de la opinión pública, que sin violencia política o electoral permita analizar, desde una óptica subjetiva (ya que la objetividad es una falacia metodológica), pueda contrastar subjetividades para su validación social.
Nicmer N. Evans
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