Piden respeto los majunches pero… ¿quién ganó la Batalla de Carabobo?

El 13 de junio, desde San Carlos, Bolívar le escribe al prócer de Colombia, Francisco de Paula Santander: “Espere en la victoria de Carabobo que vamos a dar”.


En 2012 los patriotas fuimos llamados a librar una nueva batalla de Carabobo que se concretó el 7 de octubre con la reelección del comandante Supremo de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez , en la presidencia de la República para el período 2013-2019. Todo mundo sabe por lo que se tuvo que atravesar para que la voluntad del pueblo se cumpliera pese a las intrigas y maniobras de la oposición que en ningún momento respetó las condiciones disminuidas de un ser humano.
Sin embargo, dicha acción puso de manifiesto, una vez más, lo que significaba la presencia de este líder revolucionario y el legado histórico de los pueblos nuestroamericano marcado por un pasado plagado de episodios fútiles hacia las clases desposeídas y que debía dar paso a un sentimiento de orgullo pero, sobre todo, de bienestar y tranquilidad social.
Tales luchas lo recogemos cabalmente en las hazañas de nuestros antepasados escritas por diferentes autores que también sabían a quien influenciaban con sus argumentos. En todo caso lo que interesa en esta oportunidad es que fueron héroes y heroínas de carne, hueso y espíritu que sintieron vergüenza ante la dominación brutal y el saqueo de sus propias propiedades. Además de un corazón enorme que los hacía probo de la identidad nacional y que debían ganarse el respeto para las generaciones futuras. En tal sentido eso lo representan Los símbolos patrios que, tomémoslo de ejemplo, por mucho tiempo estuvieron degradados, irrespetados; ahora el detalle es que fuimos testigos de cómo volvieron a ser tomados en cuenta en su real valorización. Eso quiere decir: son respetados por una gran mayoría que los conoce y venera más.
Se sabe a quién obedece tales aprendizajes televisados y en cadena nacional.
En reiteradas oportunidades nos enseñaron cuanto se puede amar a la patria estando en presencia de nuestros principales símbolos. Quien se respeta a sí mismo como venezolano lo siente y los internaliza al estremecerse sus sentidos; cuando se oye y entonan el Gloria al bravo pueblo o vemos izado el pabellón tricolor recordando, a su vez, los sacrificios llevados a cabo por el Precursor Miranda o, cuando nos detenemos a mirar con minuciosidad cada detalle que representa los cuarteles y adornos del escudo nacional.
Es decir, no hay razón que justifique desprendernos de nuestras tradiciones, costumbres e historia si todos los días caminamos por el mismo suelo patrio. Y todo esto lo destacamos dado el reclamo que nos hiciera un furibundo oposicionista, que los patriotas no respetamos a la estirpe escuálida majunche porque para ellos no vale que enaltezcamos los valores patrios de lucha anticolonialista. Peor resulta que su miopía y sentido común no los deja entender la grandeza de un pasado lleno de hazañas libertarias producto del sacrificio de tanta gente, especialmente de campesinos. Personas cuyo propósito tenían como esperanza gozar de una bienhechuría y vivir de la siembra como era lo lógico para aquel entonces. Ahora en estos tiempos resulta que porque tiene una enciclopedia en la sala de su casa y en una pared guindó el título universitario para que todos lo veamos y se jacta de un sonido y pantalla ultra plus para ver cine en inglés en su casa hay que respetarlo sin importar de un presente que nos aprisiona con un capital representado en otros símbolos, que van desde el culto a lo material hasta el insano gusto de abdicar ante los placeres. Por eso el chavismo y sus derivados para ellos les es tan repulsivo; de total sufrimiento.
El respeto va hacia quien trabaja para engrandecer este país y no anda jodiendo ni entorpeciendo las labores de camarada alguno ni anda de guarimba en guarimba ni runronea en la calle o por vía cibernéticas como medida difamatoria para crear inestabilidad en la población en general.
Este 24 de junio es una nueva oportunidad para que estos caprichitos se den cuenta que el Ejército Libertador, comandado por el General en Jefe Simón Bolívar, aquel año de 1821, portando la bandera tricolor y al mando de oficiales como Cedeño, Plaza, Páez, Cruz Carrillo, Bermúdez y otros tenían principios fundamentados en batir a las fuerzas realista por aquello de “primero el suelo nativo antes que nada” y no como ellos pregonan burdamente que prefieren la intervención yanqui sólo porque irresponsablemente y ante tremenda falta de respeto al pueblo soberano lo dicen sin menoscabo y tomando el nombre de Bolívar para irrespetar su memoria y su lucha anticolonizadora.




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Brígido Daniel Torrealba


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