Lo primero que tenemos que decir es que convertir los alimentos en mercancía es la mayor perverción que el capitalismo a logrado, desde hace miles de años la producción de alimentos forma parte de la vida humana y cuando alejamos de los seres humanos la responsabilidad de producirlos y distribuirlos nos acercamos hacia la muerte de la humanidad.
En Venezuela la distribución y comercialización de alimentos se encuentra sumergida casi en su totalidad dentro de una lógica especulativa que tiene su origen en los mercados mayoristas, desde ahí se distorsiona toda la red de comercialización, este sector crece todos los días sin que nadie responsablemente lo norme y regule. El pueblo consumidor y los productores son los mas afectados por la intermediación especulativa, los primeros se ven obligados a comprar los alimentos a los mercados detallistas o minoristas a precios elevados con margenes de ganancia que a veces superan el 100 %, por su parte los productores son victimas de los intermediarios quienes aprovechandose de un andamiaje compuesto de flotas de vehiculos utilitarios y grandes cantidades de dinero en efectivo van hasta nuestros campos para despojarlos de sus cosechas, a cambio reciben injustos pagos.
Por su parte el Gobieno Nacional ha logrado en estos 15 años de revolución tener una gran red de distribución de alimentos compuesta por Mercal, Pdval y Abastos Bicentenarios, lamentablemente este gran esfuerzo del Comandante Chávez necesita un nuevo oxigeno y es responsabilidad del pueblo organizado que hace vida en los territorios comunales avanzar hacia un nuevo sistema de distribución de alimentos revolucionario y socialista.
Los mercados mayoristas estan minados de mafias que colocan el precio de los alimentos sin tomar en cuenta ningún tipo de estructura de costos, cuando se va a los campos y se le pregunta al pueblo campesino por los precios de sus cosechas, siempre escuchamos expresiones como ¡Hoy amaneció a tal precio! ¡La semana pasada la estaban comprando a tanto el kg! La mano invisible del mercado capitalista es la que coloca los precios, en este sentido siempre el pueblo saldrá con las tablas en la cabeza. Por su parte los productos que traen una transformación de tipo industrial son sometidos a cadenas especulativas pero también son acaparados o puestos a la orden de mafias del contrabando que lo llevan fuera de nuestras fronteas o los venden al comercio informal dejando también un gran porcentaje de especulación
La revolución bolivariana debe ponerle fin a toda esta logica perversa a través de la organización popular y el acompañamiento del gobierno nacional, es una tarea para la nueva gestión de cogobierno que nace al calor del consejo presidencial de gobierno popular. En este momento histórico en el que apuntamos hacia la construcción del socialismo es necesario construir un modelo solido de distribución de alimentos que incluya lo comunal, imaginemos solo por un momento que empresas del estado, empresas privadas y empresas comunales de producción de alimentos estén incluidas en un gran sistema de distribución de alimentos que sea puesto en marcha en un gran plan nacional. Es necesario planificar desde la lógica popular.
En los territorios comunales estan naciendo las nuevas relaciones sociales, la gente, el común está generando soluciones en las asambleas de ciudadanas y ciudadanos, en los parlamentos comunales, es una dinámica diaria que alimenta el debate y genera las politicas del gobierno comunal que a través del consejo presidencial pueden llegarle al presidente Nicolás Maduro para que en una relación directa con él, lo que piensa el pueblo se convierta en una poltica nacional que satisfaga las necesidades de millones de personas, lo más importante es que todo esto se retroalimenta todos los días y empodera al pueblo debido a que la poltica construida desde abajo pasa a dirigir la revolución.
Los alimentos deben llegar a los hogares de la patria bajo una nueva forma de distribución, para esto es necesario que se tome la decisión firme, definiiva y contundente de intervenir los mercados mayoristas para su socialización definitiva, que no es otra cosa que el desmontaje de las mafias y la transferencia de competencias al pueblo organizado. El alimento no puede estar en mano de mafias y enemigos de la patria, demos el paso firme hacia un sistema socialista de distribución de alimentos a través de un gran plan nacional que tenga su epicentro en los territorios comunales que es donde se construye el socialismo.