El Centro del poder popular actuará a su vez como Consejo Comunal de planificación pública realizando asambleas de comunidades o sectores en su seno para aprobar proyectos según lo establece la ley de los CLPP.
También los diferentes centros se unen mediante delegados enviados por las asambleas para formar los Consejos Parroquiales. Si se logra cambiar la ley, los delegados de las asambleas del poder popular que hacen vida en el
municipio integraran el Consejo Local de Planificación de Políticas Públicas. Esto permitiría superar el esquema representativo que se ha adoptado y superar así la vulnerabilidad y manipulabilidad a que están sujetos por parte de los alcaldes y oportunistas de oficio. En todo caso, las asambleas se unen por delegados de cualquier manera siempre y cuando convenga a los intereses del pueblo.
Las organizaciones se unen sin perder su independencia y la unidad deja de ser una quimera. La unidad es concretada en actividades que permiten sostener la asamblea y defender las decisiones que esta tome.
Ahora bien, si pensamos en términos de viabilidad del proyecto unitario, hemos visto en experiencias concretas, que organizaciones lideradas por elementos que incluso han adversado el proyecto revolucionario, han encontrado un espacio de participación en la búsqueda de los fines comunes. Esto es verdadero, hasta el
momento que los intereses políticos grupales o los liderazgos personalistas tratan de imponerse al colectivo. Solo la madurez política de los ciudadanos evitara que le arrebaten su espacio de poder para ponerlo al servicio del oportunismo.
Cada organización anima la participación de su gente para promover y sostener el poder popular. Es necesario que todas las organizaciones tengan un rol activo en cuanto a la coordinación logística para el sostenimiento de la asamblea.
Los convocantes no deben dejar las cosas de la asamblea al azar. Es importante prever la logística necesaria, la seguridad y el orden en su realización. En este sentido, la gobernabilidad de la asamblea es un asunto muy serio a considerar.
El autorregulamiento de la Asamblea como expresión de la soberanía del pueblo se establece en su reglamento, de acuerdo al ordenamiento legal y las decisiones de los asambleístas. También existen otras consideraciones a tener presente:
• La convocatoria la harán los ciudadanos del ámbito donde se establecerá la asamblea con varios días de anticipación, dejando constancia de ello.
• Se hará invitación a las autoridades gubernamentales que corresponda.
• Los Organizadores dirigirán la Asamblea y levantaran el acta.
• La Asamblea llevará sus libros y cualquier otro soporte que se requiera.
• La asamblea podrá fijar la fecha de su próxima sesión o de manera fija podrá establecer la frecuencia.
Por Ej. El primer martes de cada mes, a las 6 p.m. en la escuela UE. Simón Rodríguez.
• Las Asambleas podrán organizarse de manera que en un primer momento sea informativa, luego se constituya en mesas de trabajo para preparar las propuestas, en un tercer momento los asambleístas acuden a la plenaria para deliberar y finalmente, entre reuniones, se constituya en comisiones para ejecutar las decisiones.
• Cada propuesta que se presente a la plenaria debe estar acompañada por los proponentes, si no hay quienes la secunden, la propuesta se dará por desestimada.
• Se busca la más amplia participación de los asambleístas en las mesas y las comisiones.
• La Asamblea actuará a su vez como Consejo Comunal o componente del Consejo Parroquial de Planificación Publica según corresponda, de acuerdo a lo establecido en el Art. 8, de la Ley de los Consejos Locales de Planificación Pública.
• La Asamblea debe enlazar con los entes del estado para coordinar acciones en el ejercicio de la cogestión en los asuntos públicos.
Diagnosticar para impulsar el conocimiento colectivo de lo que queremos transformar. La primera tarea de la asamblea es hacer el diagnostico. Diagnosticamos para planificar. No nos apresuramos a elaborar planes sin analizar la situación y los actores. Reflexionamos sobre nuestras vidas, nuestro entorno, el estado de nuestros derechos, miramos a los demás, vemos las debilidades, las fortalezas que poseemos, las oportunidades y amenazas que nos rodean. Pero, ojo, reflexionamos y actuamos. El diagnostico es dinámico, participativo y nunca se acaba. Diagnosticamos con frecuencia para revisar lo actuado. Nos permite identificar los problemas, contextualizarlos y jerarquizarlos reconociendo con ello la realidad en que vivimos y como nos afecta, concertar las ideas que servirán de base para la elaboración del plan.
Planificar para unificar las acciones. Sin un plan sería como llevar a las comunidades a una montaña sin una brújula y un mapa. El plan debe contener las líneas de acción que todos deben seguir, debe ser producto del consenso donde sea posible, debe expresar las prioridades de la mayoría. Diagnosticamos y planificamos, es decir, reflexión y acción participativa. Este doble carácter que se le imprime a la asamblea de ser órgano deliberante y ejecutor a la vez, permite abrir sendas de participación y protagonismo a todos y lo ideal sería que los asambleístas acostumbraran a rotar los integrantes de las comisiones y los encargados de coordinar las plenarias, las mesas de trabajo y cualquier otra responsabilidad que se cree.
La defensa del carácter vinculante de las decisiones de la Asamblea se lleva a cabo por las vías jurídicas y políticas en acciones que se complementan. Mediante las actuaciones que la asamblea emprenda en su defensa se debe garantizar el derecho que otorga la Constitución Bolivariana a los ciudadanos.
Cuando nos referimos a la vía política se trata de las acciones de calle, la movilización de los vecinos y la vía jurídica se refiere a las acciones en tribunales que faciliten el reconocimiento por parte del estado, del derecho ciudadano de participación y protagonismo en los asuntos públicos en el ejercicio de la soberanía.
Para la defensa legal es necesaria la presencia de Abogados en la asamblea, preferiblemente aquellos que por su residencia sean miembros naturales de ella. Si no se dispone de defensores legales es conveniente conseguir el apoyo legal por parte de quienes comparten el proyecto revolucionario y están dispuestos a dar la batalla por avanzar en el proceso de transformación del país.
Los peligros que asechan a la asamblea son muchos, pero requieren especial atención aquellos que la debilitan y desaniman a los vecinos. En primer lugar hay que evitar la discutidera, los discurseadores de oficio sin propuestas concretas y los manipuladores que sabotean y dividen formando grupos o tratando de capitalizar las discusiones para imponer sus intereses o hacerse notar. En segundo lugar hay que respetar los tiempos. Por ejemplo, en experiencias concretas hemos observado que una duración máxima de dos horas es suficiente si la asamblea se organiza bien. En la primera media hora se reciben los informes de las comisiones que se activaron en la asamblea anterior. Una hora en mesas de trabajo para diagnosticar, preparar las propuestas y nombrar los nuevos comitentes y finalmente media hora para la plenaria donde se someten las propuestas a la aprobación y se ratifican las comisiones. Cuando se nombran cronometristas que lleven los tiempos, todo funciona mejor. (Continuarà...).