El surgimiento de la propiedad privada está directamente vinculado con el surgimiento del capital, y por ende da pie al dinero. Dada la propiedad como facultad de poseer lo que se deriva del trabajo (entendido como fuerza que transforma materia prima en productos para el uso humano), ésta (la propiedad) faculta a quien tiene esta condición a hacer lo que desee con la misma, incluso su destrucción, pero como la necesidad de lo poseído tiene un límite (por cantidad, tiempo o cualidad) el propietario puede intercambiar su propiedad por la propiedad de otro si ésta le hace falta, o por afán de acumulación; para valorar éste intercambio el propietario cuantifica con una referencia externa común su propiedad y así puede valorar su intercambio. El que más propiedades tiene, mayor capacidad de intercambio tiene, y las necesidades de unos (crisis por mala cosecha, enfermedad, demanda familiar, etc.) en relación a las fortalezas de otros, genera la posibilidad de mayor concentración de propiedades que producen la acumulación de capital necesario para; a cambio de condiciones básicas de vida, no sólo poseer en propiedad lo que otros producen, sino, poder ser propietarios de la fuerza de trabajo de otros que sólo poseen lo que naturalmente es suyo, su condición humana. Así nace la explotación.
Este es el modelo de sociedad que no deseamos reproducir en la Comuna. Es por ello que la organización de una estructura que tenga como premisa fundamental la participación de los ciudadanos de manera activa y protagónica, permitirá en primer lugar viabilizar una propiedad común de todos los medios de producción que existan en el territorio correspondiente, por ahora, sin menoscabo a la propiedad privada, y a su vez permitirá la generación de nuevos proyectos productivos, que con inversión colectiva y del Estado en cogestión, a través del Banco Comunal Local y la Gestión para la Formación de la Comuna, consolidará el desarrollo de ideas emergente de las asambleas de ciudadanos y ciudadanas para conducir a un mayor bienestar comunal.
Los excedentes comunes o comunales que se generen como consecuencia de los proyectos ejecutados tendrán varios fines: 1.- La inversión en las mejoras de la calidad de vida de la Comuna, 2.- La distribución entre los trabajadores del proyecto, miembros de la misma Comuna, 3.- La reinversión en el proyecto.
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