Ustedes no me lo están preguntando pero la verdad es que yo nunca perdí mi tiempo jugando truco.Un juego de cartas muy popular entre los Orientales, aunque confieso que sí lo perdí viendo jugar a los paisanos que entre gritos y ofensas eran capaces de pasar toda una tarde lanzando cartas y dando golpes sobre una mesa. Y lo peor es que me atrevo a jurar que todavía lo hacen.
Había momentos en que se declaraban abiertamente fuera de la Ley, aunque estuvieran jugando al frente de la prefectura. Allí mismito en la casa de Regino. “A ley o sin ley juego y envido” decían envalentonados a veces y, por supuesto, lanzaban el coñazo contra la pobre mesa, mientras por el rabito del ojo veían al dueño de la casa o negocio como queriendo decir “y dígame usted algo nojodas”.
En muchas ocasiones el juego terminaba en discusión, no entre contrarios, sino entre la misma pareja de juego. Lo complejo era entender el motivo de la molestia, pues, no se ofendían por las perlas que se lanzaban unos a otros, sino porque de pronto, en medio del juego, salía una nueva interpretación de la regla, es decir, de la Ley. “Que al perico no se le pega truco, animal “, decía Machito, colorado de la rabia, cuando jugaba en el bar de Chico Melchora, mientras en la rocola Tony Aguilar cantaba “La Ley del Monte”.
Eran tiempos en los que abundaban los muchachos realengos sin “mai” , ni “ pai”, que les pusiera un preparo. Eran tiempos también en los que las discusiones entre mujeres por algo que habían hecho los hijos, se transformaban como por arte de magia en sacadera de trapos que nada tenía que ver con la bellacada hecha por los mocosos. De más está decir, lo divertidas que fueron las veces en que nos sentamos un grupo a escuchar las cosas que se decían. “Tú lo que tienes es una lengua viperina”. “Y tú que te la das de mosquita muerta y te has echado encima a medio destacamento de juangriego”.
Finalmente, una de ellas se levantaba el camisón y se daba dos nalgadas, lo cual era considerado una ofensa tremenda por la otra parte involucrada. La discusión terminaba sin que mediara ley alguna y sin más sentencia que la enemistad temporal entre aquellas dos familias.
Esos tiempos de “antiley” como que quieren volver. Desde hace un tiempo salió un grupito al que le dió por amenazar con irrespetar cuanta ley le pongan en el camino, así sea la cantada por Tony Aguilar o, la misma Ley de Bayona que tanto oímos nombrar cuando muchachos y nunca nos interesamos en conocer su contenido pero que tampoco fue desobedecida. Entonces al igual que aquellas mujeres de La Tacarigua de Margarita comienzan a sacar trapitos que nada tienen que ver con el texto de la Ley.
Lo curioso es que tan pronto la normativa es aprobada y al gobierno se le ocurre hablar de una modificación o reforma de la misma, aparece el grupito en los mismos semáforos a repartir sus papelitos pero ahora defendiendo aquella ley que tanto satanizaron: “Con mi Ley no te metas”. ¿Será que por fin la leen o que al igual que en el truco sale de pronto una nueva interpretación?
Aunque también soy de los que dicen que todo tiempo pasado fue mejor. La verdad es que yo no quisiera volver a repetir películas porque bastantes cosas nuevas hay por hacer y los tiempos se prestan para ello.
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