La otrora “universidad con una ciudad por dentro”, se convirtió la mayor parte de este año 2012, en un basurero con mucha indignidad por dentro.
La clase media merideña, siempre orgullosa de la pulcritud de la ciudad, se acostumbró a transitar por una Mérida maloliente viendo cómo las ratas atravesaban desde un montón de basura hasta otro, con un hermetismo estoico, callando su indignación.
Pero ha callado porque el andino es así, acumula desagrados para ineludible y oportunamente reaccionar. Su silencio no puede ser interpretado como complicidad ni como conformismo. Por el contrario, es un silencio elocuente, peligroso, que tendrá una manifestación decisiva y lapidaria.
Ante ese silencio, la dirigencia socialista debe saber responder y trabajar capitalizando la frustración y el descontento, pero fundamentalmente consolidando las bases de la revolución para fusionar la militancia con la candidatura de Alexis Ramírez de acuerdo a la designación del Presidente.
No es tiempo de señalamientos fascistoides, ni de depositar las culpas de la derrota de octubre justamente en los más vulnerables, en aquellos que respondieron de acuerdo a las exigencias. Es tiempo en cambio de convocar la convergencia, de respetar los acuerdos, de dignificar a quienes tienen obra concreta para convalidarla en este próximo período, decisivo para la transformación del Estado.
No hay que temerle a las contradicciones propias de un proceso en construcción, al contrario debemos aprender a interpretarlas y asimilarlas, porque el riesgo es grande y el pueblo seguidor del Comandante cada vez reconoce con más facilidad al que “hace la revolución” y lo distingue de los que “dicen que hacen”, más aún, de los que erigidos en autócratas, arbitrariamente pretenden decidir quién “puede” o quién “debe” hacer desde una sordera selectiva.
anzolamyriam08@gmail.com
Universidad Politécnica Territorial de Mérida
Kléber Ramírez
