. La revolución nos llama a debatir de verdad, por incomodo que sea, es necesario dar saltos en la consolidación de una nueva hegemonía de la emancipación. Muchos estamos callados, creemos que la aplanadora política va a pasar por encima de nuestras ideas, por ello nos convertimos en cómplices de los que vendría a ser, la entrega de la revolución.
Desde el momento en que el ejercicio dialéctico es utilizado por los revolucionarios como herramienta para develar contradicciones y poder seguir avanzando por la senda revolucionaria, el conservadurismo que se hace del poder constituido, fija posiciones que distan mucho de solidarizarse con las luchas populares. El concepto y el ejercicio del poder, por tanto se convierte, en uno de los debates más trascendentales por quienes pretenden consolidar la revolución y el cambio definitivo de paradigma (as). Vistas las cosas, el poder de la institucionalidad burguesa, la relación de poder mando-obediencia, vanguardias-masas, dirigentes-dirigidos, se consolida nuevamente, dando visos de lo que puede ser un retroceso, o estancamiento en el mejor de los casos, de lo que viene a ser el debate por avanzar hacia la construcción de nuevas relaciones sociales de poder entre los sujetos de la revolución.
En política, siempre es bueno plantearse escenarios, pues estos nos pueden ayudar a diseñar planes, para que el “sin nariz” no nos agarre de sorpresa. No obstante, muchos de los que detentan el poder, “guindaos” del liderazgo del comandante Chávez, sufren de visión corta, por tanto, se preocupan de sostener lo único que los mantiene vivo políticamente: Los cargos públicos. Victor Jara hablaba en sus canciones de la necesidad de hacer política desde donde las “papas queman”, cuestión que le da terror a quienes se sostienen en el poder agazapadamente, usando al comandante y a la revolución, impulsando una suerte de gatopardismo comprometido con sus propios intereses.
En una discusión colectiva (las Bondades de la tecnología), conversando con algunos miembros del colectivo, llegábamos a la conclusión, de que es necesario una renovación de la dirigencia y de su actuar político, pues las formas en cómo hemos llevado la política revolucionaria me lleva a aquel pasaje que escribió Domingo Alberto Rangel en su novela Fin de Fiesta, cuando señalaba que uno de los errores de la política de los “adecos” de los años 70, fue pretender arreglar todo a “realazos”, elemento que venimos replicando desde hace algún tiempo, como política “revolucionaria”, observándose una postura acrítica de parte de la dirigencia.
En los Andes puede que gane la revolución. Siendo éste el mejor de los casos, sería oportuno señalar, que la dirigencia, que estaría de nuevo en el poder es la misma que llevó a que el comandante el 7 de Octubre perdiera en Mérida. En el caso del Táchira, aunque disímil en algunos elementos, no dista mucho de esta realidad, pues la política revolucionaria en los Andes Venezolanos, como conjunto, se ha venido desenvolviendo tradicionalmente como el manejo de una hacienda.
Si se perdiera, en el Táchira y en Mérida, los revolucionarios tendríamos apretada la cuestión, pues la irrupción del paramilitarismo (con todos sus juguetes) sería fatal para las fuerzas sociales. No obstante, que estamos seguro es, que los procesos revolucionarios no se detienen así no estemos detentando el poder burgués (Institucionalidad), aunque la senda se llene de espinas cortantes de la vida misma. Ahí veremos quienes están comprometidos con las luchas del pueblo y quienes son revolucionarios de franela y cargos públicos.
Vielma Mora en el Táchira, viene aglomerando un importante número de adeptos, que giran entre los que están descontentos con la pésima gestión de gobierno de Pérez Vivas, empresarios, revolucionarios y demás especies aromáticas, trabajo importante, por demás para hacerse de la Gobernación. La pregunta sería, ¿qué pasará después? ¿Para quien o quines se va a gobernar? ¿Se pretenderá solamente, ser un buen gobierno liberal para “todos”? ¿Se estimulará la conciliación de clase? (cosa que está de moda entre los “revolucionarios”, advertimos) ¿Qué será del alma de ésta revolución? (poder popular organizado y articulado, comunas, consejos comunales, movimientos sociales, organizaciones de base, etc.).
Las mismas preguntas nos hacemos con Alexis Ramírez en Mérida, de ganar, tendríamos que debatir muchas de las formas, de cómo llegó al poder (hablo de la campaña), y quienes lo acompañarán en su gobierno, bajo que tipo de concepciones en las formas de hacer política. Para nosotros está más que claro que el apoyo a Alexis Ramírez, es una cuestión coyuntural (por desgracia), y estamos haciendo de tripa corazón para evitar, que la canalla y los canallas vuelvan al poder (dos bandos que representan lo viejo), para ello nos movilizamos permanentemente en nuestras comunidades, hablándoles de nuevas formas de mirar el hacer político cotidiano, cómo podemos transformar las relaciones económicas desde nuestras comunidades, en fin cómo consolidar el buen vivir, co-responsable con la naturaleza.
La mesa está servida, y hay muchos que se pasan comida por debajo de esta. Se aprovechan de la coyuntura para inmortalizarse en el poder. En ese sentido el “agazapamiento” más vulgar, lo hemos visto, con los candidatos al Consejo Legislativo del Estado Mérida CLEM, quienes sin previa consulta popular, postulan de nuevo a cargos públicos, reproduciendo las viejas formas de hacer política, “guisandose” entre ellos, metiéndose zancadillas y fortaleciendo las candidaturas que estén al servicio de sus intereses. De aquí en adelante hay mucho que discutir y mucha tela que cortar, por tanto la cuestión es, que no nos vuelva a obligar la coyuntura electorera, a terminar votando por quienes no pretenden en absoluto desmontar el Estado y su lógica de Dominación.
Los colectivos de base, que re-organicen sus fuerzas, planteen propuestas y construyan desde el devenir cotidiano.
*Vocero del Colectivo de Acción Revolucionaria CAR-Mérida
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