Aunque usted no lo crea hasta la basura protesta en la ciudad de San Cristóbal, Táchira. Sí, efectivamente, los malos olores con rocíos de putrefacción recorren sigilosamente las calles y avenidas de la ciudad, que parece destinada por la providencia a vivir las peores calamidades impulsadas por las praxis perversas y sistemáticas de los nefastos gobiernos adecos, copeyanos y otras malas hiervas que, obstinadamente se burlan de la idiosincrasia de este noble pueblo, que otra vez se volvió a equivocar al escoger a su alcalde.
Precisamente, momentos cuando la inmundicia fermenta en podredumbre y descomposición, brota el olor fétido del fascismo que quiere sangre, que quiere violencia, que quiere acabar con la paz y truncar todo este esfuerzo de construir un movimiento por la paz y la vida. Para nadie es un secreto que estos brotes de violencia se preparan y germinan desde algunas academias, casas de estudios desfasadas desde hace años de la realidad nacional. Es desde allí donde se activa y reanima la violencia, porque allí desde hace rato se perdió el sentido académico para darle espacio a la guarimba. Algunos estudiantes de esas casas de estudios tienen postgrado como guarimberos y otros llegan a alcaldes, luego de cumplir con el sádico requisito de incendiar 25 vehículos. Que voluntad popular.
Así como la ciudad hiede a cebollo, también huelen a cebollo esas protestas violentas de estudiantes irracionales que atentaron y asediaron a la Residencia Oficial de Gobernadores del Táchira, poniendo en riesgo la vida de muchas personas que allí laboran. La actitud de esos estudiantes malvados de toda maldad, tiene que ser revisada y corregida. No pueden los sectores opositores seguir en ese eterno marco de la violencia estúpida e irracional; mucho menos los estudiantes, que supuestamente son los que se están formando para llevar las riendas de esta sociedad. No sigan el ejemplo de Nixon Moreno, que a pesar de tener una conducta depredadora y violador de mujeres, fue graduado con honores por una de las universidades que mencionamos mas arriba. Tampoco sigan el ejemplo del tipo “ojos puyúos II”, que anda con una voluntad popular arrebatada y con muchas ganas de incendiar el país. Mucho menos seguir el ejemplo de aquel personaje de marras quien para llegar a alcalde tuvo que quemar nada menos y nada más que 25 vehículos de instituciones del Estado.
Es verdad que queremos paz, pero a Dios rogando y con el mazo dando. No puede ser que desde el gobierno nacional y regional se hagan grandes esfuerzos por construir todo un movimiento de paz, para que vengan una veintena de estudiantes tarifados, tanto por las academias como por las mafias, a crear el caos. Todo el peso de la ley para estos jóvenes que desafiaron al Estado e irrumpieron de manera violenta en la Residencia Oficial de Gobernadores del Táchira.
Además de lo fétido de esas manifestaciones violentas, también debemos rechazar la conducta sumisa del alcalde la ciudad, quien no ha dicho ni pio por la conducta fascista de estos grupitos violentos. Está bien que sea ineficiente para recoger la basura que ahoga a la ciudad, eso lo sabemos, pero no se puede aceptar que tengamos un alcalde que pareciera financiar la violencia y el fascismo. Aunque viéndolo bien, lo mejor que pudiera hacer es irse y renunciar al cargo para el cual no estaba preparado. ¡Vete ya!.