Este fin de semana pasado, tuve la buena coincidencia de encontrarme con dos camaradas diputados del Consejo Legislativo Estadal de Anzoátegui y como tenía algún tiempo que no conocía de su desempeño legislativo, intercambié opiniones con ellos sobre ese tema y me hablaron de la aprobación más o menos reciente de la Ley de Los Consejos Socialistas de Trabajadores y Trabajadoras del Estado Anzoátegui.
Al oír tamaño invento, me permití preguntarle a estos camaradas si conocía en el estado Anzoátegui algún hecho real y concreto que no colocara frente a una contraloría social realizada por el llamado Poder Popular. Pensaron, se colocaron el dedo en el diente, vieron al techo y concluyeron lo que era más que evidente: Nada. Ni un caso en Anzoátegui, tal y como suele suceder en el resto del país. No recuerdo ahora, pero seguramente; el Consejo Legislativo del Estado Anzoátegui debe tener varias leyes del Poder Popular con un corte y pega de las leyes nacionales. Es muy seguro, que tenga una de contraloría social, que no tienen ningún efecto práctico.
Reto a cualquiera, que solicite por vía de oficio ante un Alcalde, Alcaldesa o gobernador revolucionario, la copia de un proyecto de cualquier tipo para hacerle contraloría social y cuente, en qué tiempo tendrá una respuesta oportuna. Lo reto a que abra la página del Consejo Federal de Gobierno y pruebe si ahí tiene la opción de ver un proyecto con todas sus actividades y costo. No hay manera ni posibilidades de hacer contraloría social
¿Por qué estas leyes son totalmente inútiles y que cinismo pudo haber en la discusión y aprobación de esta ley en el Consejo Legislativo Estadal?
Por respeto a estos dos amigos diputados y al resto, ofrezco mis disculpas por esto de calificar la discusión y aprobación de esta ley como un acto cínico. No me cabe por ahora, lamentablemente, otro calificativo ¿Por qué fue un acto cínico?
Resulta, que hace más o menos un año, en la Biblioteca Central del Estado Anzoátegui, los trabajadores y trabajadoras de esa dependencia organizaron lo que ellos llamaron un Consejo Socialista de Trabajadoras y Trabajadores y cuando estaban en la etapa ya de arranque para contribuir con el funcionamiento de ese centro de lectura e investigación, una funcionaria que funge como coordinadora de la biblioteca no le pareció buena la idea de tener un Consejo Socialista de Trabajadores y Trabajadoras y se le ocurrió la idea de ir sacando uno a uno los que habían motorizado y concretado esta idea.
Supe que este equipo de hombres y mujeres conversaron en su oportunidad con el Director de Recursos Humano de la Gobernación, con el Secretario General de Gobierno, con miembros del equipo político estadal del PSUV, con Franklin Rondón, destacado dirigente Sindical Venezolano e impulsor de un proyecto de Ley parecido a este en la Asamblea nacional y –para ñapa-; los camaradas y las camaradas de este pichón de CSTT conversaron con los diputados del Consejo Legislativo del Estado Anzoátegui, quienes por ironía –o cinismo- de la vida aprobaron la respectiva ley.
Finalmente; los que motorizaron y concretaron esta idea terminaron TODOS en algún rincón de otra dependencia pública porque la coordinadora de la Red de Biblioteca Pública del Estado Anzoátegui no le vino bien esa idea.
Todo paso así. Veo con frecuencia a varios de estos –ilusos- camaradas deambular por el boulevard 5 de julio de Barcelona como perdidos y desesperanzados. Aunque algunos fueron colocados por ahí en un rincón de un ente público; otros no han tenido la suerte de encontrar un rincón donde tirarlos. Si la aprobación de esta ley, por parte del CLEANZ no fue un acto de cinismo o irónico, cómo calificamos esta discusión y aprobación de la ley.
Díganme para qué discutimos una cosas así tan bonita y somos tan indiferentes como este suceso que paso por TODAS las mentes y manos del Poder Constituido de Anzoátegui. Restituir a estos camaradas a su sitio de trabajo y hacer efectivo este CSTT, sería una buena decisión, pero creo que ya esta tarde porque la desesperanza –lamentablemente- se metió dentro de ellos