Antes del inicio del Gobierno revolucionario, era tradición que los trabajadores del volante ejercieran presión al gobernante de turno para incrementar los pasajes tres veces al año; cuando aumentaban la gasolina, aumentaban el salario o en temporada navideña, como también era costumbre, el bono navideño, lo nunca lo dejaban de cobrar, lo dejaban “pegado” al bolsillo de usuarios y usuarias.
Al comenzar la revolución, no se ha vuelto a aumentar la gasolina, pero todavía continúan con los viejos criterios para presionar el incremento del pasaje.
Si analizamos la situación desde varias perspectivas, nos daremos cuenta que el actual sistema de transporte creado para un pueblo semi rural que tenía menos de 10 mil habitantes es obsoleto, la mayoría de sus unidades son un rancho ambulante y la relación laboral semi esclavista que imponen los dueños de estas unidades a unos choferes de avance encarece el servicio que por orden del alcalde, debemos pagar todos.
Los dirigentes del gremio de transporte operan como “prames”, se oponen a la iniciativa de modernización de las rutas con unidades de transporte masivo porque no serán de su propiedad, ejercen presión a un alcalde que “como palo e gallinero” aprobó un aumento que sencillamente les escamoteo a los trabajadores el ingreso obtenido en los últimos dos aumentos de salario.
No digo que los trabajadores del volante tengan su propia calamidad derivada de la guerra economía, la especulación y el acaparamiento, pero hubo otras alternativas que pudieron considerar antes de “asaltar” al pueblo trabajador. Me refiero a que la justificación del caso es que no encuentran repuestos, cauchos y baterías, eso se podía resolver con un acuerdo extensivo a la incorporación de los trabajadores del volante al sistema de seguridad social.
Había que establecer una norma que permitiera la eliminación de los tercerizados porque hay que ponerle fin al negocio de una gente que solo son dueños de vehículos por los que cobran “un obligaito” a sus avances, otro aspecto tiene que ver con el cumplimiento de las rutas y ampliación de las mismas, el respeto del pasaje estudiantil y el horario del servicio.
Por eso le dije al alcalde y hoy le hago saber a ustedes que, el aumento del pasaje fue un error político porque no considero los múltiples factores relacionados con trabajadores del volante y usuarios.
