Para variar con los eventos que se suceden a diario en Maracaibo y que dan cuenta del deterioro de una ciudad, ésta semana hemos visto las recientes protestas de los trabajadores del Servicio Autónomo de Gas de Maracaibo (S.A.G.A.S.). Exigen mejoras salariales, el cumplimiento de beneficios pendientes, equipos y herramientas para hacer su trabajo de calle y administrativo. Por lo menos, señalan, para que salga una cuadrilla a la calle a atender urgencias. En estos momentos no hay ninguna que pueda atender imprevistos, fugas y emergencias de los ciudadanos de Maracaibo ante el mal estado del servicio. ¡Qué decir de mejoras o nuevas incorporaciones!
Las denuncias de fugas en las tuberías de casas y apartamentos y de escapes en las calles son reiteradas. No son pocas las explosiones que hemos conocido con heridos y saldos mortales, pues la falta de personal especializado ha dejado en manos inexpertas la instalación de la red, su mantenimiento, ajustes y reparaciones. Mantenimiento que, como todos sabemos, no existe, por lo que Maracaibo es una bomba de tiempo. ¿Por qué ha llegado la situación a estos extremos? ¿Por qué el SAGAS está prácticamente quebrado y sin operatividad? Como el IMTCUMA o el IMAU. ¿Quién le entrega a la ciudad las cuentas de lo que ingresa al municipio por tasa de servicio? Porque de ello no habló la Alcaldesa en su rendición de cuentos a oscuras, escondida y sin medios. Si el municipio no paga nada por el recurso y cobra por el servicio, las cuentas deberían cuadrar. Esperamos que la Alcaldesa ya esté en la ciudad y pueda darles una respuesta a los trabajadores del SAGAS y a los maracaiberos.
No me vengan a decir que es responsabilidad de Pdvsa/Gas, del gobierno nacional o que no se tienen cobres para la inversión. Porque el Municipio cobra una tasa que le ingresa, sin pagar nada a Pdvsa por el gas. Además, hablamos de la red que está instalada, de la operatividad del organismo que medianamente existía y que ahora, con este paro, está en entredicho. Urge la transformación del SAGAS, establecer alianzas estratégicas con otras instancias para su total operatividad y solventar los desarreglos del servicio. Acometer nuevas obras para incorporar a las comunidades que están a la espera. Y, definitivamente, tener un plan para el recambio de la vieja red de servicio doméstico en las parroquias del casco central amenazadas por la convivencia con un gas que fluye a duras penas por unas tuberías vencidas y destartaladas.
Tips:
√ La Ausencia de la Alcaldesa: El descaro, la desfachatez, indiferencia e indolencia se han apoderado de la gestión de la municipalidad en Maracaibo. La ciudad vuelta un desastre, la basura en las calles, arrollamientos todos los días, las cañadas asquerosas y putrefactas, los mercados municipales al garete, el transporte público atrasado, sin iluminación pública y pare de contar. Maracaibo necesita de alguien que trabaje por ella 48 horas al día; pero la Alcaldesa no está para la ciudad. Vive más cerca del Caribe y no del Lago. De ella se nota su ausencia y no su angustia por atender una ciudad que se desmadra.
√ La Transformación Policial: Que pasaría con la Conarepol, aquella comisión a la cual le teníamos tanta fe y que abordaría el tema de la transformación policial. De allí surgieron interesantes propuestas para modernizar y relanzar las policías, que es solo un aspecto del problema de la inseguridad, pero muy importante por el mensaje que envía. Ahora vemos los insólitos enfrentamientos entre funcionarios, su participación en hechos punibles, su complicidad con la delincuencia. Se viene acrecentando la sensación de que es mejor arreglarse con la delincuencia que denunciar. Ahora se ha nombrado un alto comisionado a quien también le tenemos esperanza. Ojalá se retomen muchas propuestas ya asomadas por el Presidente Chávez en la Misión “A toda vida Venezuela”.
√ La MUD sigue en lo suyo. Enviando mensajes de desaliento a su militancia, secuestrando la participación popular, repartiéndose dimes y diretes y dando por hecho resultados en las parlamentarias. Es el guión del eterno derrotado.
