Los tipos tienen más agallas que una barracuda. Nada les satisface y nada satisfacen. ¡Cuántos secretos habrá que uno ni imagina!
Llegaron a la Constituyente como quien carga la piedra filosofal en la mano. Ofrecieron en tres días lo que un político tradicional hace en años. Aristóbulo abordó la vicepresidencia para cuidar el rumbo de la nave y hasta presidió la comisión de economía, o lo que es lo mismo, si no la nave, es la tabla de salvación de este proceso. Pero bastó que los clarines llamaran a elecciones de gobernadores, cargo muy atractivo e influyente para que los sueños constituyentes rodaron por el suelo.
Acabamos de enterarnos que Aristóbulo Istúriz, un personaje a quien antes, en muchas oportunidades y circunstancias, apoyamos y defendimos, ha sido propuesto por el dedo para repetir en la gobernación de Anzoátegui, lo que sugiere que arriba creen que aquí lo hizo muy bien y la gente le añorase.
No negamos que en la oportunidad que fue propuesto como candidato a gobernador le apoyamos incluso, si mal no recuerdo, en elecciones internas, porque por la muy mala imagen del gobernador de entonces, Tareck William Saab, contra quien el propio Chávez se mostró contrario, se corría el riesgo de perder esas regionales, pero de entonces a esta parte, no sólo ha corrido mucha agua hacia la desembocadura del Neverí, sino que han cambiado casi radicalmente las circunstancias.
Como vicepresidente del partido para Oriente y particularmente para este Estado, Aristóbulo no estuvo a la altura de las exigencias. Mostró demasiado indiferencia por organizarlo de acuerdo a su definición y las tareas que tenía y tiene por delante y si empeño en rodearse de grupos que funcionasen en intereses distintos al mismo, su militancia y el pueblo. Pero sobre todo, no dejó nunca, ni un instante, su inocultable deseo de vivir como caraqueño y en Caracas, aun las pocas veces que por acá andaba. Tanto es esto cierto, que encargado de aquella responsabilidad uno no dejaba de verle casi permanentemente en Caracas a través de la televisión en donde tenía programas de opinión. No percibimos cambio alguno en la anquilosada conducta y funcionamiento partidista.
Su extraña convicción, según la cual el partido debe mirar más allá de sus propias fronteras, llevó a darle como demasiada validez y pertinencia a figuras no sólo oscuras sino hasta vinculadas a un pasado nada meritorio. Justo por esto, calificamos de "extraña" una visión que en otras circunstancias sería pertinente. Lo importante era lograr formar grupos solidarios a todo trance para fines nada encomiables. Y el partido, quizás como en todas partes, no sé, habría que averiguarlo, terminó siendo una patota burocrática, casi fantasmal, que sólo aparece cuando sale "La Llorona".
Cuando dejó la gobernación para aparecer como vicepresidente, cargo por el cual pasó como fugazmente, se llevó de aquí la corte que de allá trajo para reconstruir su espacio y ambiente como acostumbran los burócratas. Puesto en el Ministerio de las Comunas, donde nada hizo, esto nos atrevemos a asegurarlo porque simplemente no tuvo tiempo para nada, de allí salió para ser constituyente. Eso sí, se aseguró que por él, en ese cargo, quedase alguien de los tantos fantasmas que a su alrededor rondan.
Mientras tanto, habiéndose encargado de la gobernación de Anzoátegui, cuando Aristóbulo fue a la vice presidencia, Nelson Moreno, hizo que los habitantes de este espacio sintiesen que por primera vez desde hacía mucho tiempo tenían autoridad al frente de la gobernación. La febril actividad de Moreno dejó sentirse en el persistente combate contra la inseguridad, como ante la guarimbas, donde dio muestras de firmeza y constancia, atención de los tantos problemas de la gente y la comunidad. Hasta pudo ocuparse de algo que mucha gente ignora. Tareck William Saab, por razones que uno desconoce, se negó persistentemente a la firma de contratos con los trabajadores de la gobernación, especialmente con los maestros y, lo más grave y ruin, a negarles los aumentos salariales hasta decretados por el gobierno central y de esa manera fue acumulando una deuda gigantesca, con los consabidos daños a aquellos seres humanos. Cuando Aristóbulo llegó a sustituirle con el respaldo de muchos de nosotros, bastante hicimos por intentar ayudarle, pensamos que por su condición de viejo maestro procedería en consecuencia. Nos equivocamos, actuó con la misma mezquindad de su antecesor. En cambio Nelson Moreno ha venido, con grandes esfuerzos, cancelando esa deuda.
Hemos dicho hasta la saciedad, somos contrarios a las prácticas del cogollo, esos viejos y descalificados vicios de los gobernantes de la llamada IV República, que entre otros destaca el escoger a dedo para las funciones de cualquier nivel a los allegados o predispuestos a volverse cómplices. No creemos que lo dispuesto en la Constitución Venezolana y estatutos del Psuv, relativo a lo participativo y protagónico, sea un simple saludo a la bandera, una mentira más para engañar incautos, sino la fórmula mágica para recoger el sentir popular en todas sus expresiones. No obstante, es cierto que dadas las circunstancias, así de terca es la vida o la realidad, pudiera procederse en circunstancias especiales o contingentes de otra forma como la cooptación. Pero también es cierto que cuando esto se hace cotidiano y se procura que sea cotidiano, se está coartando el derecho de las multitudes a opinar.
Como habitante de este Estado, por el conocimiento que tengo de su realidad, puedo asegurar que Aristóbulo forma parte del pasado. Fue un candidato de una contingencia absolutamente distinta a la de ahora. No es muy buena la disposición dentro del movimiento chavista que va más allá del Psuv frente al actual Constituyente, elegido en circunstancias bastante conocidas por todos. Puedo dar un dato curioso e invito a quienes esto lean lo averigüen, pese a que todo el peso del respaldo oficial estuvo del lado de Istúriz, el Municipio Bolívar, por el cual salió electo, es la entidad que menos votación, porcentualmente hablando, aportó para la Constituyente. Por supuesto al decir esto excluimos el municipio Urbaneja o Lecherías, donde la votación del chavismo siempre ha sido muy baja.
Además, uno sabe esto porque percibe la reacción de la gente cuando de ello se trata; en Anzoátegui ya estamos cansados que desde Caracas nos traten como menores de edad, discapacitados, irracionales, colonizados y hasta sin alma como decían los conquistadores, incompetentes y por ello abusan mandándonos de allá quienes nos representen o gobiernen. Es un viejo vicio colonial.
Es manifiesto el hecho que los revolucionarios y chavistas de este Estado estaban ganados para que el candidato fuese Nelson Moreno, porque es de acá y durante su gestión dio muestras que era esa, servirnos, su preocupación fundamental y no la de buscar cualquier excusa o tiempo, hasta sin disponer del mismo, para escaparse a sus "pagos" caraqueños, a objeto de estar cerca donde se decide en lo grande y se reparten las cuotas. Esto es del interés del ahora vicepresidente de ANC, a quien allí se puso, suponemos, para que contribuyese a desenredar la madeja que Maduro lleva en las manos, pero el de la gente de aquí es hallar alguien, como Moreno u otro, que se ocupe de sus problemas más específicos, para lo que Aristóbulo no tiene tiempo y menos disposición.
¿Acaso de nuevo, a Istúriz no debe interesarle particularmente Anzoátegui, porque es un extraño, intenta utilizarnos como rampa para iniciar otro vuelo?