A sólo un día de las elecciones de alcaldes (y de gobernador en el Zulia) con suma desvergüenza los sectores apátridas del país (siguiendo expresas y maquiavélicas instrucciones del extranjero) han soltado todos los demonios sobre el pueblo venezolano.

Buscan precisamente en la época más susceptible y emotiva del año para los venezolanos la mejor ocasión para afincar el puñal hacia el poder adquisitivo de buena parte de los que acostumbrados y añorando festividades anteriores no tendrán más remedio que reencontrarse con la inventiva, el ingenio del amor y las formas tradicionales del afecto para garantizar el cariño y la felicidad de sus respectivos hogares.

Festividades tan urgentes por ser rescatadas y libradas del obsesivo consumismo mercantil, y de la pólvora y el virtualismo con las que se le han pretendido banalizar, que las actuales limitaciones serán el mejor motivo para que todo el pueblo venezolano se recoja en su acervo espiritual y cultural para reconsiderar y reanimar así sus sagradas festividades.

No teniendo mayor opción los tradicionales juguetes de nuestras infancia volverán a nuestros hijos como juntos de la mano retornaremos al camino y verdadera enseñanza de quien a pesar de haber venido de la "pobreza" de un pesebre desafío los imperios de aquella época.

Quién pagará todo este imperdonable "agravio". Seguramente quien resulte vencedor en los venideros comicios electorales del 10-D. Quien logre evitar la abstención en sus propias filas resultará el indiscutible vencedor. Durante las últimas elecciones la oposición definitivamente no ha podido ocultar ni eludir la responsabilidad de todo lo negativo que ha venido aconteciendo en el país. La falta de unidad, la incluso desvergonzada incoherencia entre lo que dicen y hacen, además de la abierta y bulliciosa manera como han venido propiciando y provocando a nivel internacional las actuales sanciones económicas que nos tienen como estamos, no por casualidad le han hecho merecedoras de los últimos reveses electorales.

Los venezolanos que vienen mayormente llevando la peor parte de esta Guerra Económica se debaten entre la venganza de hacer pagar por lo que le ha venido pasando, o buscar en una fórmula electoral (incluso no propia de su tendencia y estima) la manera cómo salir de esta diaria y provocada agonía. El discurso político-electoral y los diseños de campaña de los candidatos de la oposición desvergonzadamente eluden ofertar soluciones de cómo salir de la crisis. Alegremente demuestran pocas manifestaciones de sentirse incómodos o comprometidos con lo que les sucede incluso a sus propios partidarios.

El pueblo lo ha percibido y no por casualidad ha venido exteriorizando su malestar promoviendo el aumentando de la popularidad del presidente Maduro en las últimos semanas. Lo que podría ser determinante para que los candidatos del gobierno alcancen la mayoría de las alcaldías en juego. El astuto candidato de la oposición en el Zulia poco a poco, por irse despegando la ventaja de Omar Prieto, viene retirando recursos e interés a su candidato a la Alcaldía de Maracaibo. Lo que Willy Casanova, y sus principales estrategas, vienen aprovechando para desde este importante y conclusivo municipio garantizar el triunfo de la gobernación y de todos nuestros candidatos en las diferentes alcaldías.

Tan pésima ha sido la actuación de su consorte al frente del ayuntamiento marabino que buena parte de su electorado ya no parece creer que sus supuestos encantos del otrora sean una alternativa viable para los actuales momentos. Su "canto de ballena" no está motivando a nadie, lo evidencia la "cuenta regresiva" de su desesperación al pretender que su electorado si bien, está claro, "no participará" este 10-D por lo menos espera "que vote por él".