Un territorio bendecido por Dios, gente que otrora parecía una gran familia, apegados a la espiritualidad y a la fe en el creador, conservador de las mejores tradiciones, en donde la paz, el trabajo, sobre todo del campo y con una industria que lucía capaz de competir con ventaja, por razones que a veces parecieran inexplicables, pero que bien se puede afirmar una de las más poderosas es la influencia transculturizadora de unos vecinos que con nuestra sangre y liderazgo, lograron su independencia, y a cambio, en casi todas las etapas históricas, desde allá hasta estos tiempos, nos han pagado de la manera en que algunos medios sensatos y objetivos lo reseñan, todo traducido en violencia vestida de sicariato, paramilitarismo, un éxodo constante de gente que busca refugio, mezclada con gente con intenciones no tan sanas, trata de personas, lavado de dólares sucios, invasión de sustancias estupefacientes, penetración silenciosa de indocumentados, contrabando de extracción de todo lo que les huela a ganancias fáciles.
Es duro tener que aceptar, si es que asumimos la realidad que nos obliga a convivir con estas taras, que nuestro querido Táchira, aquel que se caracterizó por ser la cuna de Presidentes, la mayoría de ellos con una obra no tan digna de ser registrada y algunos que se llevaron a la tumba sus manos manchadas de sangre inocente y contribuyeron a la acumulación, mediante el saqueo permitido y avalado de nuestras riquezas a la gran potencia, a que hoy estemos sufriendo las consecuencias de más de 40 años de desidia, que aquí, en esta tierra, con la más cercana proximidad a nuestros afectos, tengamos las dificultades que tenemos, más que en cualquier otro territorio del país, y todo por la proximidad de un "hermano" que no es otra cosa que todo lo contrario al buen pariente y/o buen vecino.
Claro que es obligante dejar claro, haciendo uso de un lugar común, que existen excepciones, lo que sucede es que parecieran opacadas por el devenir diario que soportamos.
Nuestro querido Táchira de un momento a otro se nos convirtió en el protagonista destacado de una novela de terror que dejó de ser realismo mágico para ser filón apetecible de los grandes medios nacionales e internacionales, por los hechos consumados de violencia extrema, incendio de propiedades públicas y privadas, muertos y heridos incluidos, que sirvieron para que, con el mayor cinismo, los actores propios e importados, de allí mismito, del otro lado, afirmaran con un orgullo enrojecido por la sangre y contaminado por el humo, que somos "gochos arrechos".
Durante algún tiempo, mucho para mi gusto, fuimos el niño mimado, el héroe deseado, la esperanza pervertida de quienes demostraron con creces lo equivocados que estaban, por mucho tiempo nuestro querido Táchira se convirtió en el destino de personajes siniestros que se atrevieron a afirmar que emulaban a antiguos jefes revolucionarios que desde aquí conquistaron el poder.
Todo eso, por ser producto de la inconsciencia, de la sin razón, pasó, como pasa una tormenta, dejó huellas imborrables, luto y desolación, huellas que en muchos casos fueron el resultado del odio inoculado por medios de comunicación que sobreponen sus intereses bastardos de pasar a ser del llamado cuarto poder al primer poder de la Patria.
Ahora mi Táchira querido sigue siendo dolorosamente, protagonista y tonto útil de una guerra contra nuestra economía por quien, no solo se cree, sino que se ha autoerigido, por su poder bélico, en el policía, el administrador y arbitro del mundo, una guerra que solo las mentes obnubiladas por sentimientos muy bajos se atreven a negar. Mi Táchira querido cayó en manos de la derecha más rancia y a un año de esa decisión está pagando bien caro el deterioro de todo; protagonistas del desastre incendiario y asesino de las llamadas guarimbas, hoy son gobierno como resultado de una demostración de comportamiento de que somos "gochos arrechos", sin llegar a pensar, y menos ahora aceptar, que nos auto flagelamos.
Le ha tocado al Gobierno Nacional a pesar , de los casi nulos méritos que hemos hecho, intentar tomar las riendas de un proceso para buscar, al menos, minimizar las penurias que vive la familia tachirense, a sabiendas de que es bastante difícil, porque las instituciones están prácticamente tomadas por el enemigo, penetradas, lo cual se refleja en constantes sabotajes con los que intentan achacar la responsabilidad a la administración nacional, sin embargo la acción de la institución creada con el nombre de Protectorado del Táchira no es mucho lo que ha podido hacer, la complejidad es tal que esta especie de "cuero seco" que es nuestro estado, conspira contra las buenas intenciones, de un paisano como el camarada Freddy Bernal, que tal vez para que se vean los frutos debería dedicarse con exclusividad a ponerse al frente de quienes seguimos fieles, involucrarnos a todos, unir esfuerzos para revertir un estado de cosas que mantienen en vilo las familias de tirios y troyanos, porque sabemos que ellos, quienes todos los días se despiertan en la esperanza de oír la noticia del derrocamiento de esta Revolución, también llevan de las chispas cuando van al mercado, cuando reciben malos tratos por parte de transportistas sin un ápice de conciencia, cuando se les va la luz, el agua, no les recogen el aseo, el gas nunca les llega, los huecos destrozan los vehículos a quien los tiene y ese sin número de fatalidades con las que convivimos, acrecentadas por la influencia maligna de unos vecinos que nos exportan maldad e importan por debajo de la mesa, revestidos de una ilegalidad traidora, que ya nadie duda, cómplice de malos venezolanos que podrían, cumpliendo con su deber, al menos minimizar los daños que nos causan en vez de multiplicar sus ingresos por el pago judaico de la traición.
Pero, en no pocas oportunidades, aquello de que: "la fe mueve montañas", "la esperanza es lo último que se pierde", se materializa en los hechos y es por ello, sin dejar a un lado lo puesto en boca de Dios de: "ayúdate que yo te ayudaré" y de, ya ni recuerdo en boca de quién: "Dios proveerá", vendrán tiempos mejores a pesar de la amenaza latente de que por aquí puede comenzar la invasión, lo cual, Dios nos libre, sería una oportunidad de oro para que quienes se autodenominan "gochos arrechos", demuestren lo que tendrían que hacer para evitar que las balas, granadas, bombas etc., sean tan inteligentes que vengan solo en busqueda de chavistas y se desvíen cuando algo les huela a quienes lucharon a brazo partido, matando e incendiando para ganarse ese honorifico título de los más arrechos de la Patria.
Mientras, nosotros quienes abrazamos esta Revolución, nos preparamos, por sí o por no, y si nos toca vamos a demostrar quienes son los verdaderos arrechos que habitan esta porción de tierra, bendecida por Dios, aunque haya quienes la quieran convertir en un apéndice de los vecinos que olvidaron el origen y autores de su libertad del yugo imperial español y heredaron los genes de quien se atrevió a visitar y escupir la tumba del protagonista más eximio de esa libertad, para cerciorarse de que estaba bien muerto y enterrado, razón más que suficiente para estar siempre en guardia por lo que esos herederos puedan hacer.
Ya ha dejado claro, y más ahora con un heredero destacado de a quien en mala hora, el Libertador le condonó la merecida pena capital por el exilio, el nuevo mandatario del país vecino, asesorado por quizá el más destacado criminal que le apadrina, que una de las prioridades de su gobierno será "hacer lo que sea necesario para derrocar al Presidente de Venezuela".
No es retórica porque no por nada su país está lleno de bases militares bien dotadas, con poder bélico suficiente como para iniciar una invasión, pero olvidando que aquí hay valientes dispuestos a demostrar, esta vez por la causa más sagrada de todas que es la Patria, de que estamos hechos y cómo no en balde somos herederos de libertadores cuya sangre corre por nuestras venas y no herederos de traidores, que ahora buscan repetir la historia, una historia que no les absolverá jamás y que registrará, eso sí, cómo es que los gochos, los verdaderos patriotas que habitamos el territorio donde comienza la Patria, no es que somos "arrechos" pero si valientes.