Original, atrevido, valiente,
osado y entregado, son algunos de los calificativos que pueden describir
al lanzador fallecido Géremi González. La noche del domingo 26 de
mayo se convirtió para él en su último partido luego que un rayo
acabara con su vida mientras paseaba en su moto de agua por las aguas
del Lago de Maracaibo, su ciudad natal.
Con Géremi González
no existían términos medios, o lo amabas o lo odiabas. Si lanzaba
para tu equipo lo ibas a querer pues su entrega era total, era de esos
peloteros que daban el todo por el todo para sacar un out. Si era quien
te lanzaba lo odiabas porque cada lanzamiento bueno o jugada para sacar
fuera al contrario era celebrada de una forma que podía exasperar hasta
a una estatua. Ese era Géremi, un lanzador que más allá de haber
llevado una vida a mil por hora dejaba todo dentro del diamante.
Era un showman, sus compañeros
de equipo lo adoraban porque siempre tenía una humorada bajo la manga,
incluso en las grandes ligas siempre era el que motivaba a los peloteros
dentro del dogout, era una especie de Oswaldo Guillén maracucho.
Con las Águilas del
Zulia vivió grandes momentos, pero fue en Magallanes y en Caracas donde
brilló jugando en Venezuela. Firmado al profesional con el Zulia y
los Cachorros de Chicago debutó en nuestra pelota en la 91-92, pero
tardó sólo un año en demostrar que la gerencia marabina no se había
equivocado en obtener la rúbrica de tan impetuoso lanzador. En 1997
logró su ascenso a las mayores con los oseznos dejando foja de 11-9
con efectividad de 4.35, González tenía apenas 22 años cuando debutó.
También vistió las camisetas de Tampa Bay, Boston, Milwaukee y Mets
de Nueva York en total dejó récord de 30-35 con promedio de carreras
limpias de 4.93 en siete temporadas dentro del mejor béisbol del mundo.
Un pelotero intenso que
sólo podía vivir de una forma, intensamente, el estilo que él sólo
conocía. Su salida de las Águilas de Zulia fue tormentosa pues debido
a su talento la fanaticada le exigía lo que el podía dar, pero no
pudo con la presión. Cambiado al Magallanes por unos peloteros que
están hoy desaparecidos, encontró en el clubhouse turco un resurgir
en su carrera. Se reencontró con ese Géremi joseador, batallador
y sobre todo el profesional que siempre llevó por dentro pero que otras
distracciones hacían olvidarlo.
Como olvidar las fabulosas
noches cuando venía a lanzar joyas de pitcheo frente a las Águilas
ya ataviado de magallanero. Mientras la gente le gritaba cualquier cantidad
de improperios Géremi iba avanzando inning por inning, sacando out
por out y gozándose un mundo el maltrato verbal de la fanaticada zuliana.
Entre episodios salía y lanzaba pelotas a los fanáticos que tenían
algo alusivo al Magallanes, lo que causaba más molestia en los zulianos.
Sin embargo al que le gusta el béisbol disfrutaba los partidos que
nos regalaba GG así perdiera nuestro equipo emplumado.
En el 2006 alcanzó la
gloria con los Leones del Caracas (como refuerzo) cuando luego de 17
años Venezuela ganaba por fin una Serie del Caribe. Aquel clásico
caribeño jugado en Valencia y Maracay tuvo a Géremi González como
el mejor lanzador del torneo con récord de 1-0 y 1.20 de efectividad
con 12 ponches en 15 innings lanzados.
Era de los lanzadores
de la vieja escuela, esos que para que les respetaras su zona no dudaba
en darte un pelotazo. Si golpeaban a un compañero cuando tuviera la
pelota en la mano respondía con otro “desbol” sin importar que
lo expulsaran. Era un jodedor por naturaleza, marabino 100%, le gustaba
la fiesta, la bebida y el béisbol.
Un rayo acabó con un relámpago de ímpetu. A sus 33 años todavía le quedaban varias serpentinas por lanzar sin embargo ahora estará con los grandes lanzando bolas de fuego sobre alguna nube. Géremi González dejará una huella en quien lo conoció, nos dejó con las ganas de verlo retirarse con la camiseta que lo llevó al profesional, las Águilas del Zulia, porque se que dentro de él tenía ese gusanito de revancha que no pudo concretar.
gabo_ch79@hotmail.com