Para un margariteño de mi generación, la virgen del valle es un concepto simple pero cargado de mucha emoción y humildad. La virgen es un concepto lleno de esperanza y conductor del objetivo que la familia le imponía o quería para cada unos de los miembros de la familia. Cada reto familiar y de los vecinos se colocaba en las manos de la Virgen del Valle y se transformaba en una promesa. La virgen es una manera de ser del margariteño y es una manrera de preentar su humildad y sentido de solidaridad.
La Virgen se nos sembró en el alma y corazón. Todo en casa estaba siempre bajo la simple pero emotiva frase: “Dios y la Virgen del Valle te acompañe”. “Gracias a Dios y a la Virgen del Valle”. “Que Dios y la Virgen del Valle te ayuden”. Esas frase tan simple, la oímos para ir a la escuela o al salir de casa para realizar cualquiera actividad.
En la época de exámenes finales en la escuela o el liceo, la primera obligación era estudiar y el día del examen, la primera tarea a cumplir antes de salir al liceo, era colocar una “velita” frente a una imagen de la Virgen del Valle para depositar en ella la esperanza de pasar cada materia. Si el examen era de matemática, la solicitud de ayuda era grande para estar en condiciones de sortear el “despeje” de cualquiera ecuación.
En lo viajes de regreso a la Isla en época de vacaciones estudiantiles, oímos hasta el cansancio: ¿Ya fuiste a ver a la Virgen? ¿Ya fuiste al Valle del Espíritu Santo? ¿Cuándo vas a ver la Virgen? Ese incesante preguntar terminaba cuando nuestros padres tenían la seguridad absoluta de que la visita se produjo para pedirle la bendición a la virgencita. Todo esto puede calificarse como tradicional y muy lejos de la modernidad, pero es una costumbre sembrada con una profunda fe y así se nos metió en el alma y es parte de la vida de muchas generaciones de margariteños.
Oír por ejemplo a Perucho Aguirre entonar la canción de Bejazmín es vivir una emoción verdaderamente reconfortante porque comunica lo que era una fiesta de la virgen. Cuando en esa canción uno oye: “Mi Virgencita del Valle, Mi Bella Virgen”, la emoción se acelera y estoy seguro que a todo margariteño de mi generación; la lágrima está ahí bajando por la emoción.
Contrasta esta forma de querer y tener la virgen, con la odiosa y “burdelesca” forma en que las autoridades del Municipio Lechería vienen utilizando la fiesta e imagen de la Virgen del Valle. En un periódico de circulación local que dice ser muy devoto de la Virgen del Valle, colocaron una nota cruel y cargada de tanta miseria glamorosa, que uno no deja sentir un sentimiento de cierta impotencia. El espectáculo que se reseña fue (aperentemente) de “mucha calidad” porque con la “patrona de los pescadores” (así decía la nota llena de ironía bastarda), estuvo el “zar de la belleza” y un plantel de grandes diseñadores. No es que uno ahora se coloque en ese triste papel de esas Señoras que en algunas comunidades asumen la vida cristiana encerrada en mundo imposible de existir, pero ese espectáculo tal y como fue realizado y reseñado,en ese diario, es una soberana ofensa a toda una tradición, que en lechería la han tomado para hacer cualquier cosa.
La feria es un momento para elegir y coronar a una “Mis” Virgen del Valle” y realizar un desfile ostentoso de moda en la fiesta de la “patrona de los pescadores”. Faltó ahí que presentaran a un zar de la droga, que seguramente habían muchos colaborando con la feria, pero que no eran presentable para asegurar el negocio.
Es increíble y tremendamente irónico las frases que se recogen en esa nota: “patrona de los pescadores (….) derroche de elegancia y glamour en el que se convirtió la primera velada de la feria”. Como asociar es frase “Patrona de los pescadores” con esta otra parte de la nota, que recoge el glamour de esa feria de Burdel para lo cual se utiliza la imagen de la Virgen del Valle: “Igual que en las pasarelas del Mis Venezuela, las candidatas lucieron accesorios de George Wittel, calzados de Luisa Lucci y trajes de afamados diseñadores como Octavio Vásquez, Hugo Espina, Manuel González, Gioanni Straccia, Pavel Mieses y Alberto castro”. Por supuesto, que ni lo organizadores ni estos emperadores de la Bellezas, del vestir y de la drogas han visto nunca un pescador Margariteño y penetrado en su humildad y sencillez.
El obispo de Barcelona, gratamente feliz, porque nada ha dicho y seguramente nada dirá. Probablemente también le caerá su chambita o a lo mejor fue un gran elector para seleccionar el mejor traje de moda y a la "Mis Virgen del Valle"
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