NOTICIA: Varios países de América Latina, empezando por Brasil, han manifestado a través de UNASUR que declinarán acudir a la próxima cumbre UE-América Latina, prevista para Mayo en Madrid por la invitación de España a Honduras, cuyo gobierno no reconocen.
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La UE piensa que se puede ignorar la reciente historia de injerencias en la región como fue la más que sospechosa implicación del gobierno de Aznar en el fallido golpe de Estado del 2002 en Venezuela; la arrogancia de un Rey (Juan Carlos I vestigio de la dominación colonial del continente sudamericano durante trescientos años) de Mandar callar al Jefe de Estado venezolano como si se tratara de un súbdito; Las campañas mediáticas para desacreditar a los países del ALBA particularmente a Venezuela y Cuba, pueblo y nación esta última, apreciada en todo el continente por la generosidad demostrada con la contribución de miles de médicos y maestros que han sanado y sacado del analfabetismo a cientos de miles de personas y, lo más sangrante, que se acepte la legitimidad de un gobierno como el de Honduras surgido de un golpe de Estado, aceptación que supondría un peligroso precedente para legitimar otros golpes de Estado en la región. La UE piensa que se puede humillar a los gobiernos de la región y luego iniciar unas relaciones como si nada hubiera pasado. Esta actitud arrogante de pretender que los países latinoamericanos acepten sumisamente una supuesta supremacía moral solo tiene un nombre prepotencia neocolonial y su aceptación los encadenaría moralmente a los dictados de la UE.
Si el Grupo de Río en su última cumbre latinoamericana constituyó la CELAC sin EEUU, para desvincularse de la humillación que supone compartir la OEA con el patrocinador de todos los golpes de Estado en Latinoamérica, tampoco tiene mucho sentido que se sigan realizando estas cumbres iberoamericanas con el rey español a la cabeza con tintes paternalistas de reunir a hijos díscolos del antiguo imperio colonial español, ya que tácitamente, supone también, para los países latinoamericanos, una indigna aceptación moral de un pasado colonial. Por lo tanto, lo más razonable es que los países latinoamericanos le fueran diciendo adiós a este tipo de cumbres.
Tanto la CELAC, UNASUR como la ALBA apenas si ha iniciado su recorrido político pero es evidente que su constitución nace en contra de décadas de injerencias, esa es y debiera ser su principal seña de identidad.
EEUU y la UE pretenden dividir a los países latinoamericanos y, de paso, probar el temple de la unidad latinoamericana, temple que se tendrá que ir viendo en la medida que los países latinoamericanos sean capaces de forjar una doctrina que responda a las injerencias contra un miembro de la comunidad latinoamericana como si fuera una agresión a cada una de las asociaciones políticas latinoamericanas.
La UE sigue
anclada en su pasado y prepotencia colonial y no se da cuenta que el
mundo está cambiando, y el miedo y la sumisión en Latinoamérica
a su vecino del Norte y a la UE, han dado paso a la rebeldía y el
orgullo
soberanista de las naciones latinoamericanas, y las injerencias solo
provocan rechazo y se vuelve contra quienes las practican. Es la única
manera de hacer ver a quienes pretenden unas relaciones basadas en la
hegemonía que deben abandonarlas. Mientras no lo hagan, las relaciones
de los países Latinoamericanos con la UE debieran ser tratadas
dignamente
entre naciones y en comisiones técnicas.
(ALBA: Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América)
(CELAC: Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe)
(UNSASUR: Unión de Naciones Suramericanas)
jacolomo@wanadoo.es