Las medidas
aplicadas contra PDVSA la semana pasada por parte del Departamento de
Estado de los Estados Unidos, no es más que un nuevo capítulo de la
política de injerencia permanente por parte de ese país en contra
de la Revolución Bolivariana, queriendo aplicar su política exterior
propia de su gobierno como ley del mundo, lo que es fácilmente interpretable
como un acto de carácter imperial que pretende lanzar una bola de fuego
de prueba para iniciar un proceso de acusación permanente contra Venezuela
en el marco de un supuesto apoyo a organizaciones consideradas anti-imperialistas.
De tal manera
el profesor Andrés Giussepe Ávalos en su libro Petrodiplomacia nos
indica que desde el 2.001 al 2.006 se presentaron 121 casos de conflicto
entre Venezuela y los Estados Unidos lo que se tradujo en una reducción
de las exportaciones petroleras de nuestro país hacia el norte de 1
millón ochocientos mil Barriles de Petróleo a 1 millón cuatrocientos
mil, esto como consecuencia de la colocación del petróleo Venezolano
en nuevos mercados internacionales que incluyen acuerdos con China y
América Latina y el Caribe, en el marco de una política de diversificación
de las relaciones internacionales de nuestro país.
Así
mismo vemos como Irak y Libia en el ojo del huracán norteamericano
con el consentimiento de la OTAN han decidido invadir estos países
no para luchar por la libertad de sus pueblos sino por el contrario
están preparando el terreno para apropiarse de sus recursos naturales
a sabiendas de que el siglo XXI estará muy marcado por la demanda de
hidrocarburos fuente principal de energía para el desarrollo capitalista.
Algunos analistas
nacionales e internacionales pretenden minimizar los ataques relacionados
con las recientes sanciones a PDVSA, sin embargo lo que se pretende
es desestabilizar políticamente la OPEP que pese a las adversidades
desde su creación ha mantenido una política propia, lo que traería
como consecuencia fluctuaciones provocadas en los precios del crudo
y cambios en el control de los recursos petroleros, que de acuerdo a
los análisis de Giussepe Ávalos con una demanda actual de 87.000 m/bd
podría pasar cerca de los 100.000 m/bd para el 2.020 con un precio
que para ese año podría superar los 240$ por barril.
Es evidente
que las sanciones aplicadas contra la industria petrolera Venezolana
principal fuente de recursos económicos del Estado Venezolano como
parte de la cultura rentista heredada, y principal motor de la inversión
social e inclusive del propio sector privado tal cual como lo demuestra
el economista Víctor Álvarez en su libro ¿Hacia dónde va el modelo
productivo? es un acto ilegal en una especie de globo de ensayo para
analizar dentro del contexto internacional las consecuencias de esta
acción, que pudiera plantearse por la vía de la fuerza ahogar nuestra
principal fuente de ingresos tal como ocurrió con las acciones apátridas
de la oposición venezolana que paralizaron esta compañía en los años
2.002-2.003 y que como resultado afectó considerablemente la economía
venezolana y un impacto social negativo que llevó los índices de pobreza
cerca del 70%.
Sin embargo
es necesario analizar este escenario con mucho cuidado, si bien es cierto
pudiera plantearse una relación de dependencia de los Estados Unidos
para consumir el petróleo Venezolano, no es menos cierto que la política
petrolera de amplitud y posicionamiento del crudo nacional debe acelerarse,
conscientes que esta acción pretende visualizar reacciones tanto internas
por parte de los empresarios clientes de PDVSA en Estados Unidos como
externas en los escenarios de los organismos multilaterales de la región
y de las propias Naciones Unidas, ya que el mismo imperio encamina una
política hacia nuestro país muy similar a la que desarrolló en contra
de la Revolución Cubana y que como consecuencia se produjo un bloqueo
que afectó considerablemente el desarrollo económico de ese país,
debemos mirarnos en ese espejo para afrontar una posible resistencia
ante los ataques de cualquier tipo generados por el imperio hacia nuestra
patria.
“Hoy
más que nunca Patria Socialista o Muerte. Venceremos”
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