Resulta curioso seguir creyendo que la burguesía internacional piensa invadirnos con "marines", y desentenderse de la verdadera invasión que tenemos desde hace años.
El gobierno pareciera no saber ponderar con acierto cuali y cuantitativo qué significa este desbarajuste de precios.
Ese desbarajuste va más allá de simples alzas de precios, porque sencillamente no se trata sólo de eso.
De lo que se trata es que ese asalto comercial, ese atraco diario que impunemente está haciendo el comercio en general ante las demostraciones palmarias de ineptitud gubernamental para que alguien vaya preso ipso facto por agarrárselo in fraganti, burlando leyes regulatorias, por ser funcionarios venales, por silencio e inercia judicial, policial y hasta militar, ese disparar impune contra el bolsillo de los consumidores, todo eso es el recurso último de la burguesía para tumbar con eficacia el gobierno, objetivo que sutilmente lo ha venido logrando.
Efectivamente, lo hizo con la ganancia del Poder Legislativo, ante la inoperancia gubernamental para ponerle coto a los Pdvales corruptos y al bachaquero fronterizo; lo hace con el desconocimiento descarado del resto de los poderes públicos[1], ante la matanza cumplida durante 4 meses que de brazos cruzados el gobierno toleró sin que todavía haya sanciones concretas y firmes al respecto, más allá de una fulana comisión de la verdad que con toda su parafernalia y protocolos burocráticos piensa y repiensa para la escogencia de uno que otro pendejo que termine pagando los platos rotos por otros. Pareciera que el gobierno desconoce quiénes son los autores de esas matanzas, de esos invasores comerciales.
El pueblo se está cansando de ofertas gubernamentales supuestamente tendentes a resolver el problema económico y que no avanzan más allá de conatos de diálogos fallidos con los ladrones o invasores del comercio, con los marines comerciales.
El gobierno comete malversación de fondos cuando pierde mucho tiempo en tratar de convencer al mundo aburguesado mundial de que es democrático, de que es tolerante, de que paradójicamente es la oposición burguesa la culpable de toda la crisis que atravesamos.
[1] Seguimos sin comprender eso de una Asamblea con directiva en desacato pero que sus diputados siguen como tales, que siguen ejerciendo sin que su inmunidad sea tocada ni siquiera con el pétalo de una rosa.