La pregunta correcta no es que hará Guaidó después de la estruendosa derrota del 23F, la pregunta debe ser que continuará haciendo el imperio para derrocar a Maduro y acabar definitivamente con la Revolución Bolivariana.
Es claro que la estrategia fallida de la "ayuda humanitaria" compulsiva que el imperio impuso como estrategia insurrecional a Guaidó, salió de los laboratorios de Washigton, de eso nadie tiene dudas. Aunque indudablemente el mayor derrotado de esa estrategia fue el diputado Juan Guaidó, es claro que el imperio que lo eligió como marioneta, que lo financia y lo sostiene después del 23F está obligado a reformular sus planes fallidos contra Venezuela y el gobierno de Nicolás Maduro.
Algunos opinadores afirman que posibles conspiraciones internas en la Casa Blanca podrían haber influido en estas "estrategias fallidas" de Trump contra Venezuela; no obstante, es preciso recordar que contra el mismo Chávez los inquilinos de la Casa Blanca siempre estuvieron apostando a su fracaso, nadie olvida el golpe de estado del 2002 contra Chávez y el papel del gobierno los Estados Unidos. Claro la diferencia sustancial con estos días es el hecho de que el Presidente actual de los Estados Unidos, Donald Trump, se haya pronunciado por el derrocamiento del gobierno de Nicolás Maduro. Como lo denunció el Canciller Jorge Arreaza, en su momento, el imperio se puso frente al golpe de estado en Venezuela.
Guaidó en adelante comenzará a representar un estorbo para el gobierno de Trump y sus secuaces. Por eso mismo puede que les comience a servir más muerto que vivo. Especialmente si lo convierten en "un muerto del régimen". La historia de los pueblos que han enfrentado al imperialismo estadounidense está plagada de operaciones secretas de la CIA de asesinatos selectivos, en muchos casos de individuos que llegaron a servirles.
Es harto conocido el papel que desempeñó el señor Elliott Abrams en la campaña por derrotar a la revolución nicaragüense en los años 80, también la postura del para entonces inquilino de la Casa Blanca Ronald Reagan, contra la revolución de Nicaragua y en apoyo a la contra. Abrams ha sido designado representante especial de Estados Unidos para Venezuela por Trump.
Según declaró recientemente este señor Abrams, el cual fue condenado en el año 1991 por mentir al Congreso de los Estados Unidos en las investigaciones adelantadas por el escándalo Irán-contras, Maduro saldrá del poder sin necesidad de una intervención militar de Estados Unidos.
Ha dicho que la estrategia es "política y diplomática", pero la larga trayectoria de este "negociador" demuestra que ha servido eficientemente al imperio, en los gobiernos guerreristas de Reagan y de Bush, apelando a su poderío militar. Hoy cuando la intervención militar contra Venezuela ha sido descartada de plano por la mayoría de los países serviles a EE UU, los derrotados de Trump el 23F no duermen bien ideando planes para poner fin a 20 años de una revolución que les quita el sueño.