Desde que arribó a nuestras costas el visitante que nadie convidó y parafraseando al Quijote con aquello "de cuyo nombre no quiero acordarme", pronosticando que había llegado al paraíso, cuando sintió la brisa húmeda ante la presencia de un gigante inmenso de agua dulce, aquellas tierras envueltas de paz y quietud, despertaron el hambre del monstruo que venía escondido, en las entrañas del embajador del imperio en decadencia, dándole oxígeno con aquel aventurado evento de su historia. Se preguntarán ¿por qué escribo su historia?, Y digo, creo que esa historia es la que les pertenece a ellos, la que plasmaron en sus libros, la que les convenía, la nuestra es la que viene de boca en boca, la que viene de nuestros ancestros, la que vieron y nos la dijeron, nos la contaron.
Venezuela, bendito sea tu nombre en el nombre de los que por la gracia de su pueblo, pisamos tu suelo sagrado, liderada por hombres y mujeres patriotas que defendemos su soberanía en el terreno que nos toque, manifiesto esto para tener u ofrecer una ligera idea que ese legado del universo ofrendado a nuestra Venezuela, que cada día nos premia por ser eso, venezolanos de honor, que compartimos no damos, dar es un acto desprendernos de lo que no necesitamos, compartir es muy distinto, es partir, es tener lo mismo que los demás, así somos, es lo que ve el imperio como una amenaza, ahí empieza, cuando ellos consideran suyo los que es nuestro y en manos de la dignidad y el honor de nuestra estirpe, es un peligro latente a sus ambiciones.
Para nadie es un secreto, el tesoro que guarda nuestro suelo, nuestro subsuelo, y hasta el aire que respiramos, de ahí el ataque perenne hacia todo lo que esté en territorio nuestro, hace un tiempo se corrió por esta vía, que en el pensum de estudio de los escolares de Estados Unidos, se señalaba a toda la Amazonia como territorio estadounidense, casi la mitad de la geografía nuestra es amazonense, de ahí la guerra que nos montaron, amazonense es Brasil, Perú, Ecuador, Guayana y Venezuela, el pulmón del mundo, no solo el oxígeno que nos da vida, sino por todo el recurso, bajo su suelo y Venezuela, también es cubierta bajo ese manto divino de la naturaleza.
Los Estado Unidos considera a Venezuela una amenaza, aún antes de que la revolución asomara su utopía en el horizonte, o ¿por qué aquel señalamiento prodigioso de nuestro Libertador? "Los Estados Unidos parecen destinados a plagar de miseria a la América en nombre de la libertad". Solo Chávez, con su instinto lleno de patriotismo afloró la iniciativa de proteger lo que Bolívar había previsto en sus inmensos discursos para alertar a la América del chantaje gringo. Demás esta marcar la ubicación geopolítica ¿priviligiada? de nuestra patria, una carnada a la vista del tiburón, que anda nadando en la orilla, parafraseando aquel cantante que tampoco me quiero acordar de su nombre, como diría el Quijote, además de su asiento, el tesoro que mantiene en toda su geografía, una tentación perenne para los buitres imperiales. El dorado eterno que sigue castigando al pueblo tan igual como en otrora hicieron con nuestros ancestros, por el simple hecho de estar morando donde la providencia, fijó los tesoros más codiciados por el ente más perjudicial de la raza viviente sobre el planeta, el destructor de culturas. Nada mas y nada menos que los Estados Unidos de Norteamerica.
Nuevamente somos asediados por un imperio, que anda como vampiro sediento de sangre, cuando empieza amanecer, así está la supremacía gringa sobre Venezuela, chupando, pero el pueblo resistiendo, esto los incomoda al ver al pueblo despertando y sobreviviendo ante las agresiones. No podemos dormir ante esa presencia maligna que nos rodea. Hace 400 años arribaron, con barcos sofisticados, cañones y balas, acompañados con discursos bonitos, bárbaros con sotanas y una bendita cruz que solo ellos conocían su significado, pero aun así, nuestros parientes ancestrales se resistieron, de ahí la estirpe caribeña, somos alegría y somos mayoría carajo, no podrán con un pueblo que decidió ser libre.