Hasta en la penumbra la Revolución mantiene el juego a su favor, mientras los que apostaron que bastaba con "bajar el suiche" para que el chavismo se rindiera, ven desinflar el liderazgo de su "presidente interino" que próximamente huirá del país para comenzar a ejercer el nuevo rol de "presidente en el exilio", que el imperio en estas cosas de utilizar a sus agentes sí que tiene suficiente experiencia.
Por mucho que la canalla mediática, trasnacional y local, criminalizó al único presidente venezolano legítimo, Nicolás Maduro se mantiene en plenas funciones en Miraflores llevando las riendas del país. Por muy inmanejable que siga siendo nuestro país, que desde hace mucho lo comparaban con un "cuero seco", por mucho poder fáctico que tienen los gringos (tanto como para decidir cuándo bajar el suiche), sigue siendo el exchofer de autobús Nicolás Maduro quien ejerce la presidencia en Venezuela.
Como dicen los analistas de Misión Verdad, parece que a los gringos le fallaron los cálculos y pusieron en marcha un golpe rápido en el que, una vez activado, los militares les quitarían el respaldo a Maduro y su gobierno caería como castillo de naipes. El único que se derrumba en estos días es el relato del "presidente interino" venezolano, reconocido por un poco más de 50 países del mundo y con financiamiento garantizado de los propios recursos de la República que el imperio le roba a Venezuela y los transfiere al "presidente que reconocen" y a su pandilla, quienes han actuado como hienas al momento de repartirse el botín.
Pero debemos tener claro que el imperio no cejará en su empeño, aunque circunstancialmente el marcado le sea desfavorable, no abandonaran la disputa. La cuestión de fondo es que no sólo está en juego el destino de Venezuela como un país libre y soberano, sino que el control de los recursos petroleros y minerales de Venezuela por parte de EE UU, además de darle aires a una economía en crisis, le significaría ventajas geoestratégicas con China y Rusia, dos verdaderos rivales que disputan al hegemón del norte su supremacía.
Es temerario subestimar al enemigo al que enfrentamos. Aseverar que Maduro derrotó a Trump, al imperio y a su gobierno, es más que una ligereza. Aún queda mucha tela por cortar y por muy desinflado que este el diputado Guaidó Márquez, el imperio seguirá apostando a derrocar al gobierno legal y vigente en Venezuela. Arreciará, en la medida de lo posible, la crisis que afecta al pueblo. Esto es de manual y si algo han hecho siempre los gringos es aplicar sus manuales al pie de la letra.
Fracasaron en cálculos de tiempos, se han apresurado y sobretodo se siguen equivocando con el bravío pueblo rebelde, descendiente de Bolívar, pero mezclado con la sangre caribe de Guaicaipuro y de nuestros ancestros aborígenes que no dudaron en resistir, casi hasta su exterminio, a un imperio brutal, antes de someterse y doblegarse a designios de quienes en nombre de la "civilización europea" se les impusieron.