Los nuevos piratas

En estos tiempos muy recientes el Pillaje Real con Corona y demás aperos se le está viendo la costura, es decir no pierde su esencia colonial depredadora hacía naciones digamos indefensas al tramado judicial internacional con su Patente de Corso incluído. En este caso, me permito aseverar que debemos conocer la diferencia entre pirata, corsario, filibustero, términos que nacieron al otro del charco y que fue bien acogida en la vieja y culta Europa… Sin embargo, hubo una Taxonomía pirateril, no todos los piratas fueron iguales: la denominación varía según la época o lugar donde realizaban sus fechorías marítimas, como lo explico en este glosario de asaltadores que actuaban en ultramar con el consentimiento de los gobiernos de la época y que en la actualidad aún lo están haciendo en contra del Pueblo Venezolano.

Pirata, corsario, filibustero, bucanero, berberisco... que en ocasiones tendemos a confundirlos y a usarlos como sinónimos, pero no lo son. Cada uno de estos grupos difieren en sus características según la época y también la zona donde llevaban a cabo sus pillajes marítimos. A continuación explico las diferencias entre todos ellos:

Empiezo con "PIRATA"; este término genérico ya era usado en la Antigüedad hoy muy de moda por los "Flemáticos y Diplomáticos Ingleses". Proviene del griego peirates, que significa ‘esforzarse’ o ‘intentar la fortuna en las aventuras’. Los pioneros fueron los llamados pueblos del mar –que atacaron toda Asia Menor y Egipto en la época de Ramsés III– y, más adelante, los piratas cilicios, de la costa meridional de la península de Anatolia. Estos últimos llegaron a capturar a Julio César cuando tenía veinticinco años. La edad de oro de la piratería surgió en el siglo XVI, al extenderse la noticia del descubrimiento de oro en América por los españoles. Los primeros en intentar robar los tesoros de la conquista fueron los franceses y luego les seguirían los ingleses que en la actualidad son los que nos están robando nuestro Oro, claro tenemos que decir con la complicidad asqueante de unos vendepatrias venezolanos liderados por el Pillastre de Baja Ralea llamado Guaidó.

También en este conjunto se encontraban otra especie delictiva llamado el CORSARIO. Muchos Estados o corporaciones locales otorgaban patentes de corso a aventureros para que pudieran atacar barcos o ciudades enemigas en tiempo de guerra. Estos corsarios armaban un barco por su cuenta y riesgo y, mediante dicha patente, llegaban a un acuerdo con la autoridad que incluía entregarle una parte de los beneficios. El más famoso de todos, el inglés Francis Drake, llevó a cabo su primer gran asalto en 1572 sobre Nombre de Dios, puerto panameño por el que pasaba el oro y la plata transportados por los españoles desde Perú. Los ataques de Drake, nombrado caballero por la reina Isabel I, serían una pesadilla para España.

Después están los FILIBUSTEROS. Esta palabra es una derivación del neerlandés vrijbuiter y significa ‘pirata’ o ‘ladrón’. Pasó al castellano durante la gran época de la piratería y, aunque cayó en desuso, fue recuperada en el siglo XIX para designar a los aventureros que intentaban adueñarse de territorios de Estados Unidos y Latinoamérica por las armas. Uno de ellos, William Walker, llegó a gobernar Nicaragua.

Otro género de este conjunto de personeros del mar adentro están el BUCANERO. Que se denominaba así a los occidentales instalados en el oeste de la isla de La Española que se dedicaban a vender carne ahumada –en la lengua arawak de los indios del Caribe bucan significaba ‘ahumar la carne’– a los navíos que pasaban por la región. Como no pagaban impuestos, la Corona de España los castigó matando los animales en que basaban su comercio, y los bucaneros decidieron dedicarse al pillaje. Luego, el término designaría en general a los piratas del mar Caribe, que preferían atacar puertos más que otros barcos.

Y por último están el BERBERISCO, porque los europeos llamaban Berbería a la región del norte de África que hoy conocemos como Magreb, y los berberiscos eran los piratas musulmanes que actuaban en todo el Mediterráneo desde sus bases en esa zona. Las principales eran la isla de Yerba (Túnez), Argel, el Peñón Vélez de la Gomera y Tánger. El Imperio otomano otorgó patente de corso a Kemal Reis, en 1487, y a los hermanos Barbarroja, los cuales convirtieron a los berberiscos en una temible amenaza para el tráfico marítimo del Mediterráneo.

Finalmente, creo que la historia es bueno leerla e interpretarla para explicarle a nuestros jóvenes que en la actualidad si están vivos los Piratas y todos sus congéneres delincuenciales que gozan La Patente de Corso de los estados Imperialistas.



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Marco Pedraza


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