Conscientes del propósito del imperio estadounidense de asegurar su presencia en la región incrementando su fuerza a través de bases militares que sirven de control y monitoreo de las fuentes de energía, recursos minerales estratégicos, recursos naturales y contención de movimientos alternativos progresistas por representar coaliciones contrahegemónicas, como Alianza Bolivariana para las Américas, Unasur y Petrocaribe, proponiendo alianzas estratégicas regionales tuteladas, tales como los Tratados de Libre Comercio (TLC) y convenios con la DEA, que le permitan el control de los espacios aéreos y marítimos, a través de la férrea aplicación de sus doctrinas de legítima defensa y guerra preventiva, aunado a la tozuda conducta del presidente colombiano Álvaro Uribe, que pese a la unanimidad del repudio de los pueblos y gobiernos de América Latina persiste en mantener la presencia de esos enclaves extraterritoriales con fuero diplomático a las tropas y cuerpos de seguridad estadounidense, propiciando la impunidad ante la violación de derechos humanos y atentando contra su propia seguridad, soberanía e independencia y la de todos los países del área.
Surge la respuesta del comandante Hugo Chávez a esa agresión, con la iniciativa de las bases de paz, las cuales constituyen una alternativa de movilización popular, política e ideológica permitiendo la articulación de trabajos en beneficio del bienestar de los seres humanos y en rechazo a la política guerrerista que implementa la oligarquía colombiana.
En tal sentido, esas bases se constituyen en la más fehaciente expresión de todos los anhelos de paz de los pueblos libres que reaccionan pacíficamente con firmeza y coraje ante esta agresión militarista imperial, reclamando la participación activa de los hombres y mujeres que creen que otro mundo es posible y luchan por la construcción de una sociedad de iguales en un ambiente armónico con justicia social. Por ello, en este cambio de época se hace necesaria la activación de los hombres y mujeres de bien; obreros, estudiantes, campesinos, indígenas, amas de casa, profesionales y técnicos, integrantes de movimientos sociales, consejos comunales, sindicatos de trabajadores, organizaciones políticas y misiones sociales para que de manera individual o colectiva se sumen a esta cruzada de paz entre los hermanos de esta América nuestra por el pueblo colombiano.
En cada cabecera de municipio serán constituidas y lideradas por un coordinador y un equipo de promotores que se distribuirán las responsabilidades reproduciendo su accionar en todos los espacios posibles dentro de su área de influencia a través de una movilización activa y permanente que permita analizar y hacer seguimiento constante a las actividades que se susciten en torno a la agresión militar estadounidense, comunicándose con otras bases de paz del mundo para intercambiar documentos y material hemerográfico relacionado con el tema, y darle divulgación con el empleo de todos los medios disponibles; incluidos foros, talleres y conferencias, de manera tal de sensibilizar a los actores sociales en el rechazo a la guerra y la promoción de la paz para hacer realidad la profecía del Libertador Simón Bolívar, que el 12 de junio de 1818 habló de un revolucionario sistema de convivencia a través de un "Pacto americano que, formando todas nuestras repúblicas un cuerpo político, presente al mundo un aspecto de majestad y grandeza sin ejemplo en las naciones antiguas. La América así, unida, si el cielo nos concede ese deseado voto, podrá llamarse la reina de las naciones y la madre de las repúblicas".
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