Un empresario hondureño, ¡de pocas luces hombre!, como hubiese dicho un viejo amigo y jocundo español, pero con espuelas largas - las del centro americano - las cuales se le enredan, con el apellido extraño de Facussé, que bien puede ser Fricasé, del anglicismo sinónimo de freír, se la comió, como dicen en lenguaje coloquial venezolano, cuando propuso el último plan, sin duda recién salido del fogón de los gringos, “calientico” pues, para sacar del atolladero a Honduras en cual le metieron estos, los militares “nacionales” y el señor Michelletti.
El señor “Fricasé”, para más señas es presidente de la “Asociación de Industriales”, como quien hace un discurso en una feria o fiestas patronales, le expresó a los periodistas, haciendo la santa cruz: les juro por ésta, que nosotros los empresarios, “sólo tratamos que la paz retorne al país” y, agregó de manera enternecida y quebrada voz, “queremos a Honduras”.
Expresó el señor “frito” o aspirante a freidor, el consabido o manido sonsonete, según el cual no les mueve ningún interés sino el deseo de sacrificarse por la patria .
Fricasé, sin pelar cebollas frente a los periodistas, sólo con sus tiernas, originales y emotivas palabras, hizo que a estos, lagrimas y otras excreciones les emergiesen abundantemente. La disposición al sacrificio, originalidad, buena fe, patriotismo e inteligencia, cualidades manifestadas además en el plan que de seguidas expuso, era para eso, llorar a rienda suelta.
El plan, receta o menú explayado por el empresario Facussé, no obstante es un canto al infantilismo o la imbecilidad. Todo comenzó por unas declaraciones “zanahorias” del general gorila jefe del ejército, según las cuales ellos, los militares, no habían dado golpe alguno. Si hubiese sido así, dijo el chimpancé, nosotros “estaríamos en el gobierno”. Y llamó, noventa días después del golpe, cuando no han podido controlar la situación, a que prevalezca “el diálogo”. “Eso es lo que siempre analizamos y recomendamos a nuestros superiores”, agrego cínicamente el general Romeo Vázquez.
Pero cuando se llevaron a Zelaya y han reprimido de manera inmisericorde al pueblo hondureño, para el jefe militar no hubo ni ha habido forma de diálogo posible, hasta que se les “encarató” el cocido. Llegó a más, habló que ese camino al diálogo llevaría en lo inmediato su país “a la normalidad”.
Las esperanzas de Romeo Vázquez, cuyo nombre nada tiene que ver con aquel Montesco enamorado de Julieta, por mala catadura e insensibilidad, están expuestas en el ridículo sainette o vulgar menú, del cual Fagussé o Fricasé fue portador.
De entrada, Zelaya asumiría el cargo, “pero sólo por pocas horas”, pues los gorilas no están dispuestos a “calárselo”; por instinto lo eructarían.
El segundo plato, creación de la exquisita cultura culinaria de Palmerola, sería la renuncia de Mel para que “las Fuerzas Armadas y un consejo de Ministros de Estado” – supone uno compuesto por gente honorable como aquel López Contreras – asuman el gobierno.
Micheletti, sería premiado por su patriótica gesta y su enorme aporte cultural a la política de América Latina, no mandándole a la cárcel y la escuela primaria obligatoria, sino a la diputación vitalicia. ¡Qué personaje! El congreso hondureño se llenaría de sabiduría y buen gusto para siempre. Uno se lo imagina con un pie en Palmerola, otro en Guantánamo y engullendo chinchurria.
Fagussé o Fricasé, que con razón y convicción dijo, “Michelletti, no sería un diputado más”, sus razones tiene. ¿Cómo podría ser un diputado del montón un hombre de tantas luces? Por eso el empresario creativo, originalísimo, agregó emocionado y tierno, “se le designaría congresista vitalicio, lo cual es inédito y no lo prohíbe la Ley”.
Como postre, el exquisito chef, ofrece en bandeja de plata a los gorilas de los tribunales, golpistas todos, para que a Zelaya sometan a juicio “por los delitos cometidos”. Pues según chef y cocineros, fue Mel quien atentó contra el sistema democrático.
En lo que parece haberse equivocado el “talentoso y experto culinario” Fricasé, es en lo de inédito. Pues Michelletti ni ninguno de los gorilas, incluyéndole a él, no son nada originales o inéditos. Son los manidos personajes de un libreto arrugado de incontables puestas en escena en América Latina y cuyo autor, el Departamento de Estado, carece de creatividad y todo lo hace por la fuerza. No embelesa, embriaga, enamora ni convence, acosa y finalmente viola.
El plan o menú Fricasé o Fagussé, Romeo Vázquez, Micheletti y el Departamento de Estado, no es siquiera un canto de sirena, sino una cantaleta desafinada y repetitiva. Un menú nauseabundo.
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