"No puedo presionar un botón y restituir a Zelaya" fue como Obama respondió al golpe de Estado en Honduras y a qué acciones tomaría para restituir al Presidente legítimo .
Pero ahora sólo le bastó a Shannon y su delegación alzar un brazo y ordenar el menú, como quien presiona un botón para hacer a los imposibles e infinitamente intransigentes usurpadores del poder firmar un acuerdo.
Los golpes de Estado en Latinoamérica ahora tomarán lugar en una nueva forma: con "acuerdos" al estilo Washington-Arias para forjar gobiernos de unidad nacional. Eso significa que expulsarán a todos los gobiernos que consideren amenazas al estilo disfraz constitucional como lo hicieron en Honduras y legitimarán a los golpistas, que nadie eligió por medio de este tipo de acuerdos. Ese era el experimento, de esa barbarie despiadada fuimos nuevamente conejillos de indias de los estadounidenses. Ahora los golpes de Estado tomarán una nueva forma y es por eso que el Acuerdo de San José es y sigue siendo el peor adefesio además de la Constitución de Honduras. Esta nueva forma ahora los hará disimular su dedo dictador, que el mundo ya no acepta y se cubrirán las apariencias de colaboración por medio de cómplices y aliados como lo fué Óscar Arias y hasta cierto punto-- la OEA.
Y lo más triste es que ahora nuestro Presidente, Manuel Zelaya será restituído (y eso esperamos con las buenas nuevas de la comisión de verificación que ojalá de verdad verifique el cumplimiento del acuerdo) con poderes limitados. Y si se puede poner peor aún la burla al pueblo de Honduras y a los pueblos de Latinoamérica con sed y hambre de justicia, todavía no nos "conceden" esa migaja de cuyo pastel nos pertenece y nos tienen como perros brincando por ella, encontrándose aún en sus manos, burlándose de nuestra sed, de la gigantesca paciencia que tuvimos, de la dignidad, de nuestra voluntad, de lo que le pertenece legítimamente a los pueblos, pero que ellos han tomado como que fuese suyo. Se burlan poniendo esa migaja cerca de nosotros, como si fuéramos perros, pero no nos la terminan de dar.
Perdonen el tono pesimista, ni siquiera estoy condenando el conformismo, pero simplemente es inevitable sentirse humillado.
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