Durante 136 días el pueblo hondureño, haciendo uso de diferentes formas de protesta, ha permanecido en resistencia, en repudio contra el golpe de estado perpetrado el 28 de Junio. Durante este periodo, el movimiento ha pasado de la reacción indignada de los primeros días a la organización permanente en que se encuentra ahora mismo.
Las condiciones ya presentan rasgos claros de un salto cualitativo en la lucha; no solo en su tipo, sino en la calidad de consciencia de las personas que militan en el frente de resistencia y los miles de simpatizantes en todo el país. La realidad que los golpistas encontraron el 28 de junio ha variado drásticamente en su contra.
Largas semanas de paciente manifestación pacifica hicieron creer a los golpistas que repartir palos era la solución a la compleja ecuación; evidentemente son buenos con los garrotes no en matemáticas. Ahora pretenden reavivar la represión para permitir que se lleve a cabo el gigantesco fraude electoral que llevan adelante.
Y es que no pueden llevar a cabo esas elecciones de otra manera. El pueblo indignado, seguramente buscará boicotear ese proceso secuestrado por los golpistas. Los votantes hondureños, a lo largo de los dos últimos años han albergado la esperanza de que este noviembre tendrían la oportunidad de un cambio real mediante el voto por una Asamblea Nacional Constituyente.
Se les ha dado a los golpistas la oportunidad de “rectificar”, por la gracia de sus aliados yanquis, como si lo que hicieron fuera una travesura de un niño malcriado. Desde julio han tenido el chance de firmar los pactos ignominiosos que los favorecían, y les daban toda impunidad y los mantenían en el poder. Esos pactos que castigaban al ofendido, al pueblo hondureño.
Ahora es muy tarde para ellos ese ofendido no está dispuesto a declinar los justos reclamos que llevaron a esta situación; esos reclamos que hicieron a la ciega y arcaica oligarquía pensar que ya no podrían usurpar, manipular, engañar, traficar, estafar, hurtar los bienes del estado de Honduras en medio de las mas bochornosa impunidad.
Las condiciones ahora son mas claras que nunca; el Frente Nacional de Resistencia, en consonancia con las expresiones del presidente de la república no quiere mas engaños; quiere que se disuelva el congreso golpista; que se destituya la corte suprema golpista; que se destituyan todas las autoridades espurias que se confabularon para dar el golpe de estado.
En consonancia con esta posición del frente, y consecuente con su postura permanente, la candidatura popular independiente de Carlos H. Reyes ha anunciado su renuncia a participar en el mega fraude preparado por el Tribunal Supremo Electoral, ilegalmente electo. Es posible que esto llene de regocijo al mismo tribunal y la oligarquía que representa, reflejando la ignorancia de esta clase dominante hondureña que ha resultado ser la mas cavernaria de la América Latina, un honor por demás cuestionable.
Este nuevo escenario exige que las fueras revolucionarias del país, aun los moderados que siguen al presidente Zelaya atiendan el llamado del Frente Nacional de Resistencia. Además es importante que avancemos en la definición de un programa de lucha estructurado sobre la base teórica que pueden aportar muchos intelectuales que hoy comparten visiones pero que no la integran en una sola dirección.
En el intercambio de ideas que se acelera gracias a la tecnología en estos días, se encuentran valiosos aportes, incluyendo propuestas específicas para un plan coherente de lucha popular que debería servir de base para estructurar la teoría revolucionaria, vital para todo proceso de cambio.
La práctica revolucionaria debe ir acompañada de esta teoría que debe servir de base para definir la estrategia de lucha; las tácticas frente a un enemigo que, a falta de ideas, se vuelve más vil, más feroz, y que se defenderá con todo lo que tiene y más. Existe una necesidad imperativa de integrar comités de organización, concientización y educación política.
Ahora la lucha debe llegar a todos los rincones del país, en forma de consciencia que es el arma mas poderosa para enfrentar al enemigo. Esa consciencia que debe buscar abrirse camino aun entre aquellos que han reaccionado a favor del golpe, ignorando su condición de clase. Hay que apuntar a lograr adeptos aun dentro de las tropas del ejército represor.
Debido a la activa campaña que propicia la campaña electoral golpista (que ya es masiva en sus medios de comunicación); nuestra acción productiva debe ser intensiva, eficiente, efectiva, rápida y, sobre todo, organizada. Mientras menos espontaneas sean nuestras acciones menos posibilidades existen de que nos repriman. Ellos no pueden estar en todas partes, nosotros si.
Necesitamos que muchas personas se dediquen a hacer análisis de los hechos; en las comunidades, donde les expliquen a los ciudadanos lo que sucede, por ejemplo con las “bombas” o el tiroteo del carro del Fiscal General. Necesitamos que en cada rincón del país se pueda contar con alguien que desenmascare las intenciones de la oligarquía criminal.
Necesitamos caminar en la dirección de una Huelga General, que debería estar alineada con la campaña y traslapar la fecha de las elecciones. Esta huelga solo tendrá éxito si podemos contar con todos los requerimientos de un proceso que necesita un máximo compromiso.
Necesitamos la fuerza de los que hacen, de los que piensan, mejor aun necesitamos que todos pensemos; que todos hagamos. Prepararnos para abordar con orgullo y dignidad a los que apoyan el golpe en debate de ideas en cada esquina del país, en cada reunión. Necesitamos mostrar la validez de nuestros conceptos en todos los foros que se generen. No debemos olvidar nunca que a nosotros nos asiste la razón y debemos estar preparados para luchar por mostrar a nuestros hermanos la verdad de lo sucedido, y las catastróficas consecuencias de permitir que esto se mantenga.
Hemos dado un paso cualitativo trascendental, ahora debemos asumir la responsabilidad de llevar a una etapa superior nuestra lucha en todas las esferas. Entre estas la definición de a estrategia, y la difusión apropiada de la misma.
También es importante que expresemos con energía nuestro rechazo a la prisión de presidente José Manuel Zelaya Rosales. Debemos patentizar, hacer una consigna, que EXIJA LA LIBERACION DE LA EMBAJADA DE BRASIL Y SUS OCUPANTES. Mucho soportamos ya las arremetidas golpistas.
No más; Nunca más
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