La explotación del yacimiento de gas Dragón, situado en territorio venezolano pero muy próximo a Trinidad y Tobago, ha generado una compleja situación diplomática entre ambos países, que buscan beneficiarse de sus recursos energéticos sin contravenir las sanciones impuestas por Estados Unidos al gobierno de Nicolás Maduro.
Así lo reconoció el primer ministro de Trinidad, Keith Rowley, quien calificó las negociaciones por el campo de gas como “una enorme roca diplomática que hemos estado empujando hacia arriba desde 2018”, durante una rueda de prensa.
Un campo con 120 millones de metros cúbicos de gas
El yacimiento de gas Dragón tiene una reserva estimada de 120 millones de metros cúbicos y se encuentra en aguas venezolanas al noreste del país, cerca de la frontera marítima con Trinidad y Tobago, donde colinda con campos operados por la empresa británica Shell.
En 2016, los dos países firmaron un memorando de entendimiento para realizar estudios técnicos y comerciales con el fin de explotar conjuntamente el gas. Sin embargo, las sanciones que Estados Unidos ha aplicado contra Venezuela para presionar la salida de Maduro, cuya reelección en 2018 no reconoce oficialmente por considerarla “fraudulenta”, han dificultado el avance del proyecto.
En enero de 2023, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (Ofac) del Tesoro estadounidense, encargada de hacer cumplir las sanciones, autorizó a Trinidad y Tobago a explotar el campo con la condición de no pagar un solo dólar a Venezuela.
El pago, el principal obstáculo
“El pago es la barrera más grande en este momento. Para lograrlo, tuvimos que construir relaciones, encontrar amigos y hablar con la gente para lograr que comprendieran nuestro punto de vista”, dijo Rowley, al señalar que el ministro de energía, Stuart Young, se ha reunido múltiples veces con funcionarios de Washington y Caracas es busca de una solución.
Maduro, por su parte, había acusado de colonialismo la autorización estadounidense y recordó que los dos países eran estados “soberanos”.
“Desde Estados Unidos tratan de establecer (…) un modelo colonial de permisos de la Ofac porque entonces le dicen a un país: tienes permiso para negociar con Venezuela, pero no le puedes pagar en dólares o dinero efectivo (…), le tienes que pagar con alimentos o con productos”, dijo el mandatario en febrero.
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