El 19 de octubre se presentó una nueva propuesta, que fue rechazada este último miércoles, que incluía un aumento salarial del 35% en cuatro años, un aumento en las contribuciones de la empresa que incluía un pago único de 5.000 dólares y un aumento en la bonificación o plus de 7.000 dólares. Sin embargo, como han expresado muchos trabajadores, esperaban un aumento salarial mayor, una mejor progresión salarial, cambios en el sistema de horas extras obligatorias y su principal preocupación sigue siendo la restauración de los beneficios de pensión.
El rechazo de los trabajadores sindicalizados refleja una fuerte voluntad de seguir luchando y la convicción de que con la huelga se puede lograr un mejor acuerdo. Esta huelga ha tenido un impacto enorme en la empresa y más allá de ella, y su prolongación seguramente causará más problemas a Boeing y a toda la economía estadounidense. Como afirmó Ronald J. Epstein, analista del Bank of America, “si los miembros del sindicato aceptan poner fin a la huelga, la cadena de suministro, los inversores y la dirección de Boeing compartirán un suspiro de alivio colectivo”. Esto habla del lugar estratégico en la economía estadounidense que tienen los trabajadores de la empresa aeroespacial.
Según Fox Business, “AEG, que se especializa en estimaciones del impacto económico, calculó el costo de la huelga de Boeing en 7.600 millones de dólares hasta el viernes pasado, y agregó que añadir otra semana a ese total elevará las pérdidas muy por encima de los 8.000 millones de dólares”. Un artículo de NBC News señala: “Según los analistas de TD Cowen, una huelga de 50 días privaría a Boeing de entre 3.000 y 3.500 millones de dólares en flujo de caja, y tendría un impacto de 5.500 millones de dólares en los ingresos”.
El impacto no sólo lo ha sentido Boeing, el mayor exportador estadounidense, sino que también ha interrumpido la cadena de suministro nacional e internacional. La huelga ha paralizado la producción de los aviones 737 MAX y otros aviones. Spirit AeroSystems (fabricante estadounidense que produce secciones de fuselaje para los aviones 737 y 787 de Boeing y partes de las cabinas. NdT.) que ya estaba en apuros, ha amenazado con despedir a 700 trabajadores durante tres semanas si la huelga en Boeing continúa, trasladando la crisis a los trabajadores a pesar de que su director ejecutivo, Patrick Shanahan, recibió el llamado “paracaídas dorado” de 28,5 millones de dólares (un "premio" que se le suele otorgar a los ejecutivos de empresas para incentivarlos a que se integren a empresas mayores. Ya en los primeros días de agosto Boeing firmó un acuerdo para fusionar a a esa empresa que opera en Kansas. NdT.)
La dirección de Boeing planea recortar el 10% de su plantilla mundial (unos 17.000 puestos de trabajo) y vender acciones o deuda por valor de 25.000 millones de dólares. Muchos medios de comunicación han señalado injustamente a los trabajadores, presentándolos como responsables de agravar la crisis de la empresa, mientras pasan por alto la mala gestión de Boeing y la degradación de las condiciones de trabajo durante décadas. También han destacado los salarios de primera categoría para distorsionar la realidad de la mayoría de la plantilla. Como se ha visto con los trabajadores portuarios de la Costa Este y del Golfo Sur, las empresas de comunicación y los políticos han intentado influir en la opinión pública en contra de los trabajadores en huelga.
Pero esta táctica no está funcionando. El aumento de las huelgas en los últimos años está profundamente relacionado con los años de reveses desde la crisis de 2008, la experiencia de mantener a la sociedad en marcha durante la pandemia y los salarios erosionados por la inflación. Millones de trabajadores en todo el país están dispuestos a luchar para mejorar sus condiciones laborales y rechazar la narrativa de que son los culpables, mientras que los directores ejecutivos y los accionistas cosechan enormes ganancias. Robert Ortberg, el nuevo director ejecutivo de Boeing, ya ha ganado 22 millones de dólares como parte de su paquete de compensación de 2024.
Para la administración Biden, poner fin a esta huelga es una prioridad. Con la participación de la secretaria de Trabajo de Estados Unidos, Julie Su, el gobierno intervino para suspender la huelga de los trabajadores portuarios hasta el 15 de enero, después de las elecciones y la temporada navideña de alta demanda. La participación de Su en la reciente propuesta provisional sigue la misma estrategia a la luz de la reñida carrera presidencial y la participación de Estados Unidos en el genocidio en curso en Gaza y la posible escalada regional en Oriente Medio. No debemos olvidar que Boeing también es uno de los mayores productores de armas del mundo.
Boeing y el gobierno de Estados Unidos apuestan a que la huelga de tres semanas afecte la economía personal de los trabajadores, ya que sólo han recibido un fondo de huelga de 250 dólares semanales a partir de la tercera semana y la empresa ha dejado de proporcionar asistencia sanitaria. Muchos trabajadores están consiguiendo trabajos temporales y utilizando sus ahorros. No podemos permitir que los trabajadores se desgasten económicamente; la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales (IAM por sus siglas en inglés. NdT.), la AFL-CIO y otros sindicatos deberían utilizar los millones que tienen en sus cuentas para apoyar esta huelga.
Los trabajadores de todo el país están siguiendo la huelga y viendo cómo los trabajadores de Boeing se mantienen firmes en la lucha por sus reivindicaciones. Estos trabajadores están demostrando quién produce y opera realmente uno de los pilares del transporte mundial. Son un ejemplo inspirador. Una victoria de los trabajadores de Boeing sería una victoria para el movimiento obrero en general.