Santos
¡Nos peló el chingo, pero nos agarró el sin nariz! Los chavistas nos acaban de dar dos coñazos por todo el pecho que nos tienen turulatos. El domingo 15, en Bolivia, el G77 más China, aprobó un documento de apoyo al gobierno de Maduro, más de 130 países, una pendejada, y nosotros hablando bolserías aquí y allá sin saber para dónde agarrar, y el otro carajazo fue que ese mismo día, en la tardecita, nos llegó la noticia de que Santos había ganado las elecciones en Colombia, y Embajada Radonski tenía un aviso para publicarlo en la prensa nacional y colombiana, donde aparecía abrazado con Uribe y felicitando a Oscar Iván Zuluaga, y allí descargó su arrechera y esguañangó el aviso.
Estábamos esperando el triunfo del compañero Uribe, bueno, mejor dicho, de Oscar Iván Zuluaga, pero todos sabíamos que allí quien iba a mandar era Uribe y nosotros, porque ya Pablo Medina estaba allá articulando con esa gente para ver cómo seguíamos jodiendo aquí en Venezuela para ver si Maduro se caía de Nicolás y al fin, a juramentarnos nosotros. Teníamos la vaina en silencio. A la calladita. Nadie declaró nada porque todos estábamos esperando para salir corriendo a tomar la frontera y darle un gran abrazo al compañero Uribe y ay Maduro, ay Maduro, ríndete que te tenemos rodeado. Pero Santos nos echó una vaina bien grande, sobre todo los intelectuales y la izquierda, que empezaron a desprestigiar a nuestro candidato y a decir que era guerrerista y que si las fosas comunes y los falsos positivos, y hasta una señora de 85 años sacaron por las redes sociales llamando Zurriaga a nuestro candidato y diciendo que ella votaba por Juanpa. En fin, que nos volvieron a joder.
Ya veníamos de llevar coñazos en la OEA y en los países no alineados y así no se puede seguir luchando, sobre todo si contamos con aliados como Diego –Iphon- Arria, que se la pasa tomándose selfies para que le vean el maruto. Ni de vaina. Y ahora María – Sumate- Machado tiene prohibición de salida del país y ojala que Panamá nos declare la guerra, porque estamos perjudicando a su embajadora encargada en la OEA, y así, por lo menos, la vaina cambia.
El papá de Margot tenía puesta una franela de Oscar Iván Zuluaga y estaba dispuesto a salir a felicitar a la Mud en pleno, pero cuando vio a su candidato reconocer la derrota y después vio a Santos dando un saludo en nombre de la paz de Colombia, el hombre se puso de pié, se arrancó la franela y se fue al cuarto, agarró la puerta y la lanzó sin ninguna lástima y aquel zaperoco fue tan arrecho, que todos los vecinos gritaron: “Ya basta, carajo”.
Quiero sentarme contigo en la yerbita.- me canta Margot