El viaje a Moscú del Ministro de Relaciones Exteriores Carlos Faria fue un éxito productivo.
Moscú y Caracas continuarán ampliando su cooperación en el sector petrolero y están trabajando en un nuevo acuerdo para eludir las sanciones occidentales en finanza y logística que afectan la industria petrolera venezolana y llevaron a situaciones absurdas como escasez en suministro de combustible al transporte en el país con las mayores reservas de petróleo.
Rusia y Venezuela expandieron sus lazos económicos, políticos y de defensa en las últimas dos décadas. Estados Unidos está al asecho para interrumpir el provechoso acercamiento con sanciones aplastantes contra ambos países.
Los estrategas del Departamento de Estado, en Washington, tienen el convencimiento de que al sabotear la economía de un país para crear una escasez que rebaje el nivel de vida de sus ciudadanos pueden provocar revueltas populares que lleven la nación a un cambio de régimen que ponga en el poder a un gobierno más dócil a la influencia de Washington. Esa teoría nunca ha sido confirmada con hechos, pero provoca mucho sufrimiento en los pueblos afectados por ese desvarío y como la causa del malestar es conocida sirven para consolidar el apoyo popular al régimen. Eso no es el propósito de las sanciones, pero tal ha sido el resultado tanto en Venezuela, en Cuba como en Rusia.
La diferencia está en que en Rusia tratan además de sabotear la operación militar de Rusia en Ucrania. Operación necesaria para proteger los derechos humanos de esa mayoría de ucranianos de lengua y sangre rusa perseguida a muerte por el ejército ucraniano de Volodomir Zelensky, el nuevo héroe ucraniano fabricado en Occidente que ni siquiera tiene raíces ucranianas.
La alianza de Venezuela con Rusia será provechosa para nuestra maltrecha PDVSA; porque Rusia tiene la tecnología petrolera más avanzada del mundo sin depender en nada de los procesos desarrollados por las petroleras de países OTAN.
Rusia también puede ayudar a Venezuela en la generación de energía eléctrica de origen nuclear que en Francia y en Rusia han demostrado ser la más barata, segura y ecológica fuente de suministro de energía eléctrica.
Su problema ecológico era disponer de sus desechos radioactivos. Eso está resuelto desde que China logró la fusión nuclear en su Tokamak el pasado 17 de junio con una temperatura 5 veces mayor que la del sol. Eso resuelve el problema de destruir las barras radioactivas de las plantas nucleares convencionales de fisión nuclear.
Las barras radioactivas introducidas en un Tokamak chino se convertirían en ceniza neutra de fácil disposición.
Una vez dominada y difundida la técnica para la fusión nuclear la energía nuclear será la energía del futuro.
Oriente es origen del saber y la luz. Occidente desde Roma olvidó mucho y ahora es lugar del ocaso. Por eso Rusia vira hacía Eurasia y Venezuela debería virar también. En Iberoamérica hay países muy reacios a ese viraje. Uno de ellos, por desgracia, es Guatemala, un pequeño bello país, al que quiero y debo mucho. A pesar de mi paso académico por allí, Guatemala aún dialoga con Taipei y cree hablar con China.