La misión
del Canciller Araujo es a todas luces que sigan llegando dólares
a través del Plan Colombia para eliminar, ahora sin mascaras
antinarcóticos, a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
Desplegando el personaje de víctima, ex secuestrado por la insurgencia,
y ante un cónclave de gringos neoconservadores, les vendió la figura
de que Hugo Chávez, el archienemigo del momento, es nada menos que
el ideólogo de las FARC-EP, esperando con ello justificar la
continuidad del suministro del chorro de dólares para la guerra.
Si le creyeron
o no, no tiene mayor importancia. Aún para las mentes más reaccionarias,
es evidente la admiración que despierta entre los revolucionarios del
mundo la Revolución Bolivariana y nuestro Comandante, más aún teniéndolos
tan cerca geográfica, económica, política e históricamente.
Para nosotros
es un honor la admiración y respeto que los revolucionarios colombianos
sienten por el comandante Chávez. El señor Araujo relata que durante
su cautiverio fue testigo del entusiasmo con el que los guerrilleros
de las FARC atienden sus palabras, cómo estudian su biografía, cómo
lo respetan y lo admiran.
Se percató
el canciller de cómo estudian, pero debió haberse dado cuenta de que
no solo estudian a Chávez, estudian historia, estudian marxismo. Porque
los guerrilleros de las FARC son todos militantes comunistas.
Y con esas malintencionadas declaraciones el señor Araujo lo
que está es desmintiendo, sin querer, una de las principales campañas
de la contrainsurgencia, que dice que las FARC perdieron su carácter
político e ideológico y que ahora son solo bandas de bandidos comprometidos
con el narcotráfico.
Con el narcotráfico
está comprometida hasta los huesos la oligarquía colombiana y su gobierno.
Y esa es una de la razones para que los sectores honestos que todavía
quedan en los Estados Unidos, vean con recelo tanta ayuda a esa caterva
de paramilitares asesinos y narcotraficantes. Millardos de dólares
gastados además en una guerra que pasan los años y no le ven para
nada resultados.
Nuevamente
estamos ante la política ambigua, guabinosa, de los gobiernos
de la hermana república, descendientes ilustres y aventajados alumnos
de Francisco de Paula Santander, que continúan con el innoble intento
de eliminar al Libertador Simón Bolívar del suelo americano.
Desde Juangriego
en la sonrisa del Caribe.