El debate político generado por la propuesta de reforma de la Constitución de la República presentada el pasado 15 de Agosto, ante el pueblo soberano por el presidente de la República, comandante Hugo Chávez Frías, con el fin de profundizar la democratización del Estado, crear el Poder Popular y promover el desarrollo de la vida económica y social, en el proceso de construcción del Estado Democrático y Social de Derecho y Justicia, en transición hacia el Socialismo; ha sido una extraordinaria oportunidad para que el servicio exterior venezolano se ponga a tono con los nuevos tiempos de revolución, colocando sus recursos al servicio de la promoción y difusión internacional de la nueva visión constitucional de la Revolución Bolivariana y Socialista de Venezuela.
Durante toda la historia republicana posterior a la disolución de la Gran Colombia y, especialmente en el oscuro período cuartarepublicano, el servicio exterior del país se había caracterizado por la ausencia de una verdadera visión geopolítica y geoestratégica que condujera a la promoción y defensa de los intereses de la Nación y al desarrollo de la amistad, cooperación y solidaridad con otros Estados y pueblos de las América y otros continentes con los cuales tenemos intereses comunes.
Aún, en el período inicial de proceso revolucionario, el servicio exterior , pese a la voluntad política de los destacados dirigentes bolivarianos puestos al frente del hoy, Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores, no se articuló con las políticas de defensa del gobierno y la revolución, lo que se expresaba en la ausencia de una línea de protección integral y sostenida en todos los ámbitos de los países con los cuales mantenemos relaciones diplomáticas, en materias tales como el proceso constituyente, las 49 Leyes Habilitantes, así como en el manejo democrático y en el marco del Estado de Derecho, de la crisis generada por el proceso de desestabilización oligárquico imperialista que se expresó en el fracasado Golpe de Estado del 11 de Abril y el Paro Petrolero-empresarial de Diciembre de 2002. No por casualidad jefes de misiones importantes como la de Naciones Unidas y España estaban eran parte de la conspiración oligárquico-imperialista.
Esta conducta del aparato político administrativo del nuestro servicio exterior fue la consecuencia lógica de la identificación o adhesión de la mayoría del funcionariado diplomático de alto, medio y bajo nivel, con las acciones de los sectores de la oposición al gobierno bolivariano, así como de la existencia de “amarres” legales que limitaban o impedían la libertad del gobierno para remover, reubicar y trasladar a servidores públicos con el fin de mejorar la eficiencia de nuestras misiones diplomáticas y neutralizar las conductas omisivas o activas de funcionarios y funcionarias diplomáticos articulados con la conspiración contrarrevolucionaria imperialista.
Sin embargo, con la llegada al cancillería del Ministro Nicolás Maduro Moros y un equipo cuadros profesionales de diversas disciplinas, con manejo de la cuestión internacional y plenamente identificados con el proceso bolivariano y socialista que vive el país, se ha comenzado a producir importante cambios en el desempeño del servicio exterior, expresado en una mayor atención a las relaciones cercanas con los gobiernos de los Estados acreditados, los factores sociales con incidencia en la toma de decisiones políticas en cada país y, de manera muy especial, con los diversos sectores populares que integran la pluralidad social, étnica, política, económica y cultural de cada país con los cuales tenemos relaciones diplomáticas.
En ese marco, debe destacarse la estrategia dirigida a la incorporación de todos las funcionarias y los funcionarios del servicio exterior y las sedes diplomáticas y consulares en todos los países, con el apoyo de destacadas personalidades del mundo político, académico y cultural, a las tareas de información, promoción y discusión sobre el contenido de la propuesta de reforma constitucional planteada por el presidente Hugo Chávez Frías; lo que ha permitido que los pueblos de los países con los cuales mantenemos relaciones diplomáticas, aún aquellos con los cuales tenemos grandes diferencias y confrontaciones políticas, como los Estados Unidos, tengan la posibilidad de conocer de forma directa , todos y cada uno de los artículos que integran las propuesta de reforma constitucional, los objetivos que justifican tales cambios y el mecanismo de consulta popular y aprobación democrática que se aplicará.
Esta política no solo constituye una ruptura con la conducta conservadora de la vieja cancillería venezolana, sino que comporta el nacimiento de un nuevo paradigma político en las relaciones internacionales de la República Bolivariana de Venezuela, que no se limita a la práctica de la costumbre diplomática y las normas de la Convención de Viena, sino que, además del intercambio de comunicaciones diplomáticas y la realización de reuniones con las cancillerías y los jefes de Estado y de gobierno y los actos sociales y protocolares que correspondan, impulsa estrategias comunicacionales agresivas dirigidas a romper el cerco mediático y la manipulación política que la reacción internacional y el imperialismo promueven contra de la revolución bolivariana y socialista y su máximo líder, el comandante Hugo Rafael Chávez Frías.
Esta nueva forma de hacer política internacional debería ser considerada en el marco de la revisión de las normas que regulan el funcionamiento del servicio exterior venezolano, con el fin de fortalecer esa nueva visión de las relaciones diplomáticas que, sin lesionar los principios ni violar el texto de la Convención de Víena sobre los tratados, entiende que tan importantes son las relaciones con los gobiernos como con los pueblos, etnias y naciones, sobre todo si estos forman parte de las áreas de integración y unión histórica de nuestro país, como es el caso de América Latina y el Caribe.
