Hace poco más de un mes escribimos una nota en la cual afirmamos que el
presidente colombiano no tenía ningún interés en que se concretara el
canje humanitario y mucho menos la paz de Colombia.
Los hechos nos dieron la razón y lo lamentamos profundamente por
Colombia.
Uribe ha decidido acabar con la intermediación de Chávez y Piedad Córdoba
simplemente porque el camino que habían tomado las negociaciones se hacía
irreversible y eso es contrario a los intereses gringos.
En la referida nota dijimos textualmente:
“Uribe nunca ha creído ni deseado la paz para Colombia. De hecho, la
defensa de “la sociedad colombiana” y la propiedad privada, le sirvieron
de pretexto para impulsar la creación de un ejercito genocida denominado
Autodefensas Unidas de Colombia.
… No ha podido Uribe evitar que se conozcan detalles de su asquerosa
hermandad con el movimiento que una vez lideró Carlos Castaño; por ello
se sacó un as de la manga con el canje humanitario de prisioneros.
Qué mejor manera de desviar la atención de la sociedad colombiana y
latinoamericana, que crear esperanzas sobre la libertad de los
prisioneros y la paz de Colombia.
Sabía Uribe que si nombraba una figura de oposición como Piedad Córdoba y
un hombre de la talla de Hugo Chávez al frente del proceso, crecería la
esperanza y aumentaría la credibilidad de su gobierno, independientemente
de que el canje de prisioneros no se concretara.
De hecho, sus cálculos no pueden ser más maquiavélicos. El fracaso
hipotético de la misión sería presentado como una falta de voluntad de
las FARC, como una pobre gestión de la oposición que representa Piedad
Córdoba y como una demostración de la falta de liderazgo y torpeza
política de Hugo Chávez… tres pájaros muertos de un solo tiro.
¡Pero que empeño en subestimar la capacidad de Hugo Chávez! por ello es
que les derrota una y otra vez.
Chávez que cree en lo que hace, que le pone pasión a su lucha y que es un
político de habilidad asombrosa está dejando a Uribe en evidencia. Lo que
éste pensó serían unas simples negociaciones entre su gobierno y las
FARC, moderadas por un Chávez sin autoridad para decidir; han sido
convertidas, por el líder de la revolución venezolana, en un proceso cuyo
escenario es el mundo entero.
Chávez está haciendo añicos la estrategia de Uribe, obligándolo a dar
muestras serias de que quiere la paz. No le resultará fácil al colombiano
torpedear el proceso sin destruir su imagen.
Ya no son suficientes las conocidas descalificaciones que el gobierno
colombiano hace de las FARC, ni la manida posición de no negociar con
terroristas.
Chávez ha llevado a Uribe y al gobierno gringo a su terreno. Ahora, o se
sientan a negociar seriamente o son ellos los que tendrán que asumir el
costo político del fracaso de un proceso humanitario “
Uribe acabó con las esperanzas del canje humanitario, pero no tenía otra
opción desde su posición de cipayo. Chávez avanzaba demasiado y lo dejaba
en evidencia ante el mundo y sus coterráneos. Necesitaba salirse del
callejón antes de que fuese demasiado tarde.
Para él y para el gobierno norteamericano era preferible quedar en
evidencia antes de abrir espacios por los cuales pudiera colarse la paz.
Habrá que esperar por la reacción del pueblo colombiano, pero desde ya le
adelantamos que los medios de comunicación proyanquis intentarán
minimizar el impacto de la decisión de Uribe e incluso buscar un chivo
expiatorio que bien pudiera ser el presidente Chávez.