Los días 5, 6 y 7 del mes en curso debutó nuevamente Gustavo Dudamel en Alemania, dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Berlín. País cuna de grandes virtuosos de la música clásica –Bach, Beethoven, Wagner— y una vez más  Dudamel, ante el gélido público germano, acortó la distancia que nos separa de aquellas urbes europeas, haciéndolos vibrar y delirar de emoción bajo la magia de un inusual éxtasis.

La crítica no escatima elogios a Dudamel, calificado como “fenómeno suramericano de 28 años, que ha hecho redescubrir a Beethoven al público alemán, con toda su energía, vitalidad y frescura”, según AFP.

El sublime y novel maestro Gustavo Dudamel, es apenas la punta del iceberg musical que erupciona actualmente en Venezuela, por cuanto en paralelo emerge un potencial semillero de nóveles niños y jóvenes de todas las edades que, no habiendo tenido la oportunidad de ser incluidos en el exigente mundo de la música clásica, y más si se toma en cuenta que son ellos provenientes de las clases sociales más excluidas y olvidadas, pues, con todo y eso, está pasando algo sorprendente en Venezuela que está removiendo, rescatando y reimpulsando los olvidados cimientos de la música clásica en todo el orbe planetario.

Hoy Venezuela, gracias al programa de masificación y socialización de la música, creado desde 1975 por el insigne maestro José Antonio Abreu –artífice del milagro Acción Social por la Música— cuyo propósito consiste en rescatar desde la música a miles de niños en situación de pobreza crítica, ha removido desde este revolucionario programa los oxidados cimientos del arte de la música clásica, y ha hecho que en el mundo, el menguado arte de la música clásica, se realce y adquiera el sitial de honor que realmente se merece.

Cuando se encuentra el Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela bajo la sin par batuta de Gustavo Dudamel, estalla en éxtasis, se inicia en estallido y en erupción culmina…. Jóvenes sonrientes y maestros, en la ejecución musical, hacen sonar sus instrumentos al mismo tiempo que bailan, giran, saltan, brincotean… Así lo reseña el diario La Jornada de México, quien además titula, sic… simplemente hilvana esta nueva joya a las que ha documentado desde hace años respecto de este milagro cultural, social, democrático, un sueño convertido en realidad.

El programa social creado por Abreu y aplicado con convicción por Dudamel parte de la base de que la pobreza económica no debe impedir una riqueza de espíritu, que se consigue con la cultura y la música, asequible para todos. El sistema forma a mas de un cuarto de millón de niños que tocan en 125 orquestas juveniles en Venezuela, muchos de los cuales llegarán a traspasar fronteras, como Edicson Ruiz, que a los 17 años se convirtió en el bajista más joven de la filarmónica de Berlín.

Según los críticos, estos jóvenes tocan con una pasión, un dinamismo y un profesionalismo -como si cada actuación fuera la primera, o la última- que no sólo conmueve a la audiencia, sino que ha revolucionado mundialmente el concepto de la interpretación y la enseñanza de la música.

El milagro cultural del Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela que, vale la pena recordarlo una y mil veces, es un programa social, no una fábrica de nuevas figuras del star system.

El maestro José Antonio Abreu y su brillante discípulo Gustavo Dudamel, son ante los ojos del mundo la referencia obligada de los nuevos tiempos que vive el difícil arte de la música clásica. Por tanto, hay que darle gracias a la divina providencia por hacer que brille a través de estos dignos ciudadanos, una esperanza y un nuevo amanecer “Made in Venezuela Bolivarian”, que comienza a rescatar y a inundar de luz los confines del planeta.

Dudamel, desde su humilde y asertiva afirmación “cada uno no es más que uno más en la orquesta”, le insufla al resto de la orquesta ese latente y sublime potencial espiritual, ingénito en todos los seres humanos.