23 abril 2013 - Basado en un texto de Iroel Sánchez -- Blog "La pupila insomne"
Venezuela: Lo que se esconde en los CDI
Cuando en abril de 2002 ocurrió el golpe de estado contra el presidente Chávez no existían las misiones sociales. En ausencia de centros de salud a los que atacar los entusiastas de la violencia acosaron entonces casas de líderes chavistas y la embajada de Cuba.
En el caso de la misión diplomática cubana, los acosadores -entre los que estuvo el derrotado candidato opositor en las recientres elecciones, Henrique Capriles- mantuvieron cercados y sin electricidad, agua y alimentos, a niños y mujeres por el sólo hecho de ser cubanos. El pretexto fue la mentira -fabricada por los medios- de que en el lugar se escondía el entonces vicepresidente venezolano Diosdado Cabello, quien era reclamado por la multitud enardecida que con toda seguridad hubiera dado al ahora presidente de la Asamblea Nacional venezolana el mismo destino que a los autos diplomáticos cubanos que quedaron fuera de la embajada: aniquilación por despedazamiento.
En la más reciente ola de violencia que costó ocho vidas chavistas tras la derrota de la oposición en las elecciones del 14 de abril la existencia de las misiones sociales y la presencia de más de treinta mil colaboradores cubanos de la salud dieron a los valientes defensores de la democracia que aplaude Washington la oportunidad de sumar al acoso de líderes chavistas, y hasta de la presidenta del Consejo Nacional Electoral, el ataque a instalaciones de salud donde laboran médicos de la Isla.
En Venezuela existen 581 Centros de Diagnóstico y Orientación (CDI) donde trabajan médicos cubanos. Bastó la mentira del periodista opositor Nelson Bocaranda en Twitter, diciendo que en un CDI “hay urnas electorales escondidas y los cubanos de allí no las dejan sacar” para ubicar el blanco del odio en la mira del fascismo. La mentira repetida por Capriles durante todas sus campañas electorales de que Venezuela “regala” su petróleo a Cuba porque lo utiliza para pagar servicios sociales como salud, educación y deporte, brindados por colaboradores cubanos, había allanado el camino para que sus partidarios ejecutaran por sí mismos lo que la derrota de su candidato no les permitía: acabar con las misiones sociales que han convertido en derecho para las mayorías lo que antes era sólo un privilegio de los ricos.
Más allá de los tontos útiles que se prestan como instrumentos de la clase que quiere volverse a robar la renta petrolera, los venezolanos que han recibido -de acuerdo con cifras de la Vicepresidencia venezolana para el Área Social- los 594 millones 409 mil consultas médicas ofrecidas por profesionales cubanos de la salud desde el 2003, saben muy bien a dónde irían los recursos que hoy se destinan a mejorar y salvar sus vidas. Se los gastarían en lujos y viajes a Miami los mismos que les enviaron el ejército a balearlos cuando en 1989 –en el país con las mayores reservas petroleras del mundo- los amigos del FMI subieron el precio del combustible, no para pagar médicos ni instructores deportivos cubanos sino para asegurarle su dinero a los banqueros que se lo llevan a Estados Unidos.
Ahora son dueños de su destino y gracias a ellos, la embajada cubana -asediada en 2003- se ha multiplicado en la geografía venezolana, no para hacer política sino para brindarles lo que el neoliberalismo les quiso negar. Y ahora el acoso va a ser más difícil, porque -como han demostrado hasta con sus vidas- los reprimidos de siempre descubrieron lo que es tener un médico y están dispuestos a defenderlo. (Publicado en CubAhora)