Profesora Chela Vargas
Si bien es razonable su preocupación por lo que usted llama un serio problema de alianza con El Nacional, o peor aún, de un posible pase al enemigo, tal cosa –me refiero a la preocupación- se podía haber evitado leyendo completo la reseña de ese periódico del día 2 de octubre, donde yo señalo que “…fue un trabajo previo a mi gestión, que hizo y financió el IPC”. Efectivamente de eso se trata. Cuando llegué al Instituto del Patrimonio Cultural como presidente me conseguí que se había pactado un convenio con El Nacional para sacar un coleccionable sobre patrimonio y en tal sentido ya se le había dado 48 millones de bolívares, además de nuestro esfuerzo técnico y la base de datos. No estaba yo, de ninguna manera, dispuesto a regalarles todo eso, evalué las opciones y con la nariz tapada, modifiqué el convenio para que este coleccionable pudiera salir de inmediato. Eso es todo.
También era posible evitarla –de nuevo me refiero a la preocupación- si usted en vez de sacar conclusiones apresuradas, me hubiera pedido explicaciones sobre el hecho. Lo sucedido es sencillamente un cierre a las torpezas que en política cultural hemos tenido en este proceso. Pero en todo caso, si desea abrir un debate sobre la política cultural que estamos llevando adelante, bienvenida sea y estoy a la orden.
Usted, comprensiblemente molesta por el convenio, abre la posibilidad de calificar nuestro accionar en la cultura como patrimonialista y burocrático. Si al adjetivarlo de patrimonialista, lo está haciendo con reproche, yo no me siento aludido pues en realidad ese adjetivo, a pesar de que no lo uso, lo único que hace es determinar o caracterizar el sustantivo, por lo que si se quiere, bien se puede llamar de esa manera la tarea de un instituto del patrimonio. En lo que sí la contradigo es con el segundo adjetivo, pues colocar en manos de las comunidades la valoración de lo que es patrimonio está bien lejos de ser una manera burocrática de manejar nuestros asuntos.
Por cierto, no requerimos de antropólogos argentinos para entender que nuestra tarea es lograr que los venezolanos seamos capaces de leer, a lo largo y ancho de nuestra geografía, en sus montañas, en sus llanos y costas, los elementos fundamentales de nuestra identidad nacional pues ella esta constituida por el conjunto de expresiones y procesos que están localizados en la memoria colectiva y que le da sustento a ese tejido social que llena el espacio urbano y atraviesa la amplitud rural.