Hace unos días, publiqué una nota en Aporrea con el título: “Yo, Soy Polar”[1] y tuve la oportunidad de recibir varios mensajes a través de mi correo y en uno de ellos, el amigo lector, me decía o más bien manifestaba su incomodidad y pena por el cuestionamiento y la crítica que le hacen a la polar y a los venezolanos que están usando la propaganda (comercial e ideológica también) de “soy polar” y “polar es 100% Venezuela”. Insisto en el tema y la idea que manejé en esa nota, porque ella permite apreciar en el ámbito de los hechos, esa capacidad o falta de capacidad de estos amigos venezolanos para verse como sujeto y definir sus áreas de interés que le permitan estar alertas frente a circunstancias en las cuales pueda estar en riego su nivel de salario. Estas personas se desactivan o la desactivan y la vemos apostar en contra de sus intereses como consumidores.
Si los venezolanos que “actúan” o juegan a ser polar, pensaran un poquito más en preservar sus intereses, independientemente de la posición política que cada uno ello tiene derecho a defender, seguramente ese “soy polar” no fuera un comportamiento o conducta tan condicionada por los medios y su propaganda. El asunto de “soy polar” tiene un alto sentido para comprender un poco lo que está en juego y cómo cada uno de nosotros participa en los juegos anteriores y los que están en pleno desarrollo. Supongo que en la mente de muchos venezolanos, aún está fresca la imagen de aquella señora (muy fina o aparentemente fina), que encontrándose muy cerca de Eduardo Samán, tomó un paquete de arroz, que previamente Samán había decomisado, rompió el empaque y sacudiendo la bolsa, regó el arroz por todo el punto de ventas. Las imágenes que logramos ver, nos permitía observar a la señora vomitando su ira, su rabia y odio. El rostro de la señora era un tratado de odio e ira junta; pero fundamentalmente era una manera de decir “con mi especulación y acaparamiento no te metas, porque yo quiero y deseo que me vendan bien carro, porque Chávez quiere que se venda de acuerdo con un nivel de ganancia razonable”. Esa imagen es una pequeña muestra o una síntesis de lo que ha sido capaz construir los medios de comunicación y los partidos que le sirven. Es también un diagnóstico preciso de la enfermedad que se lleva por dentro.
Este hecho nos sirve para entender todo este proceso de desactivación del consciente de las personas que siguen a los medios opositores y sus líderes. Hay muchos acontecimientos y eventos que facilitan observar muy detenidamente estas manifestaciones de odio, ira y amargura que ya están instaladas en el cerebro de estas personas. No intento en esta nota cuestionar a los que se oponen al gobierno, pretendo tomar esta conducta para ver como este “soy polar” es una consigna política que ayuda también a ver otras situaciones en la cual se percibe cómo se manipula y cómo muchos venezolanos se dejan manipular de la peor manera.
Veamos un acontecimiento de mayor sentido e importancia y valoremos la profundidad de la enfermedad. Entendamos como la dosis de odio que le inyectan puntualmente a estos seres con la propaganda, van transformándolos en simples objetos que se mueven y “razonan” como zombies.
En el año 2002, tuvo lugar un paro petrolero decretado por la llamada meritocracia de PDVSA. Ese paro se proponía utilizar a una empresa de TODOS los venezolanos para dar un golpe de estado, pero además de eso (que ya era bastante), produjo muchas angustias en la sociedad venezolana porque todo quedó paralizado. Las pérdidas alcanzaron los treinta mil millones de dólares, sin incluir en este monto, los daños que esta gente clase media alta y muy “meritocrática” le había causado intencionalmente a las instalaciones de la industria petrolera para asegurarse con ello, la efectiva paralización de la empresa y se cumpliera así, el capricho de “Chávez vete ya”.
Para los TODOS Venezolanos, la industria petrolera y su renta es prácticamente nuestro paño de lágrima y debe decirse con perfecta claridad, que mientras más acomodada ha sido la familia, más le debe su situación de bienestar que tiene, a la renta petrolera, porque si algo está claro en todo esto, es que esa renta sirvió para favorecer en mayor proporción, a miembros de la clase media. Sin embrago, se puede afirmar con total y absoluta seguridad, que ni uno de los que hoy transitan libremente con “soy polar” , le pasó por la mente colocarse en la frente un “Soy PDVSA” o PDVSA es 100% Venezuela. Gozaban día a día los daños que anunciaban todas las tardes en cadena y si por alguna situación relacionada con la manipulación, se tenía noticia de un supuesto accidente en la industria, el gozo era doble y entraban en una especie de éxtasis. El paro petrolero nos negaba la comida, la luz, la gasolina y los venezolanos estábamos prácticamente sin posibilidades de actuar frente a una contingencia de salud, pero es proceso era calificado de victoria.
Contrasta totalmente esta situación con el eslogan “soy polar” porque en este caso; el estado y el gobierno intentan preservar que el venezolano tenga el derecho a tener o adquirir los alimentos que necesita. No se destruye las instalaciones de polar ni está tramitándose una paralización de la producción. La intención se coloca en supervisar y vigilar la producción de bienes para asegurar la oportuna distribución de alimentos e impedir que con el acaparamiento y operación morrocoy, intente crear las condiciones para la desestabilización política. Se trata de asegurar que los dueños de polar no pretendan utilizar su negocio como un arma política. Sin embargo, en la mente de estos “venezolanos” que actúan como “soy polar” esto es una atropello, pero lo otro; el daño a la empresa petrolera y el uso de esa empresa para tumbar el gobierno era algo muy bueno… Chévere.
Ahora mismo por ejemplo, los medios y los líderes de la oposición están sumando las pérdidas causadas por la descomposición de alimentos de PDVAL, pero no lo hicieron con los más de 30 mil millones de dólares que el país perdió por una paralización que tuvo una justificación política. No sumaron nada y lo peor, “soy polar” comunica que hay venezolanos con su cerebro invadido, porque se puede estar en contra de Chávez, pero estar en contra del país y de uno, es una enfermedad muy grave.
evaristomarcano@cantv.net