La apuesta uruguaya

En una Latinoamérica que no se cansa de dar sorpresas políticas y sociales, las elecciones generales del último domingo de octubre en Uruguay anticipan más novedades. De confirmarse las encuestas de mediados de mes, el Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría -que reúne a una quincena de corrientes, espacios y sublemas de izquierda- llegará al gobierno por primera vez en su historia.

"Un momento muy particular" enfatiza en entrevista exclusiva Raúl Zibechi, periodista, analista y escritor. Responsable de la sección internacional del prestigioso semanario "Brecha" editado en Montevideo. Autor de varios libros sobre movimientos sociales, el último de los cuales se titula "Genealogía de la revuelta. Argentina: una sociedad en movimiento".

SÉRGIO FERRARI: ¿A escasos días de las elecciones, cuáles son las previsiones?

RAÚL ZIBECHI: Todas las encuestas colocan en un primer lugar muy cómodo al Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría. Las previsiones de voto de la candidatura de Tabaré Vázquez a la presidencia oscilan entre un mínimo de 46% hasta un 55% del electorado según las diferentes empresas de sondeo. Lo más destacado es que esta tendencia sigue consolidándose y en la mayoría de las encuestas Vázquez obtiene más de la mitad de los votos.

El Partido Colorado, que postula a su ex-ministro del interior Guillermo Stirling, se acerca al 10%, lo que implicaría una verdadera debacle para un partido que gobernó durante más de un siglo. El Partido Nacional, cuyo candidato es el senador Jorge Larrañaga, ex alcalde de la ciudad de Paysandú, cuenta con un 32% de las intenciones de voto. O sea, puede darse prácticamente por seguro que Vázquez será el próximo presidente de los uruguayos.

Frente Amplio: transparencia y producción

SF: En un país conocido por su alta cultura política, ¿ha habido una discusión programática de fondo durante el proceso pre-electoral?

RZ: Una campaña electoral nunca es el mejor momento ni el ambiente más propicio para debatir cuestiones de fondo. De todos modos, hay diferencias marcadas así como perfiles y propuestas diversas. El Colorado se presenta como el partido de la ley y el orden, así lo dicen algunos de sus anuncios publicitarios, y sostiene que gracias a su gestión en el actual gobierno se pudo superar la crisis económico-financiera de 2002. Los nacionalistas toman distancias del gobierno - en el que participaron durante la mayor parte del tiempo-, ya que su gestión fue muy mala. Hay que recordar que el país redujo su Producto Interno Bruto a la mitad, la deuda externa es superior al producto anual y la desocupación trepó hasta niveles históricos. La izquierda, por su parte, propone dos ejes básicos: honestidad - transparencia y volver al Uruguay productivo.

SF: Hemos hablado de los partidos en disputa. ¿Cuál es el perfil de los candidatos mismos?

RZ: Stirling, el oficialista, representa el continuismo con las políticas neoliberales y con el tipo de gestión estatal autoritaria hipercentralizada. Larrañaga, el más joven de los tres, expresa una cierta renovación de su partido sobre todo del interior del país, con una cultura más descentralista, pero sin ideas nuevas en lo económico. Vázquez es la síntesis de la izquierda uruguaya: profesional médico, busca cambios con moderación. Es un excelente comunicador y el único candidato limpio, en el sentido que no estuvo implicado ni en corrupción, ni en autoritarismo, ni en las gestiones económicas que destruyeron el país. Ha sido una constante en los últimos gobiernos de coalición de nacionalistas y colorados los escándalos de corrupción.

SF: ¿Qué significaría en concreto una victoria de la izquierda?¿Y una eventual o inesperada derrota?

RZ: Mirado en perspectiva, creo que en el corto plazo no habrá grandes cambios. Si la izquierda no gana, seguiría la sangría de la emigración, se agravarían los problemas sociales y sobre todo la desesperanza. No olvidemos que Uruguay es el tercer país del mundo en índice de suicidios y el primero de América Latina.

Los cambios, a corto plazo, vendrán por el lado de una mejor gestión, más ordenada y transparente, a partir de la voluntad política de distribuir recursos hacia los más pobres, el 30% de la población y el 60% de los niños. De todos modos, el futuro de un país tan pequeño y tan endeudado, dependerá en gran medida, a mediano plazo, de lo que suceda con los gobiernos de Argentina y Brasil, países de los cuales somos muy dependientes.

SF: Antes de entrar a la temática geopolítica ¿la izquierda podría gobernar sola o debería, como en el caso del PT brasileño, establecer alianzas con fuerzas de centro o derecha?

RZ: La izquierda tendrá mayoría parlamentaria de modo que no necesita hacer alianzas. Hay acuerdos con sectores sociales como los productores agropecuarios, y algunos industriales, con la intención de reactivar la producción, especialmente en los rubros vinculados a la exportación. Hay propuestas de generar agroindustrias, que pueden ser dinamizadoras del sector, ya que el mercado interno es pequeño.

SF: ¿Una victoria del Frente Amplio traería algo distinto y novedoso con respecto a lo que vive Brasil luego de la victoria del PT?¿Podría implicar un concepto-proyecto innovador ?

RZ: No creo. Las diferencias entre los gobiernos progresistas de América Latina son de matices. Diría que entre Lula (Brasil), Néstor Kirchner (Argentina) y Ricardo Lagos (Chile), hay muchas más cosas en común que diferencias. Otra cosa es Venezuela, donde la dinámica es muy particular y hay una clara tensión para salir del modelo neoliberal. Hace pocos días, Tabaré Vázquez dijo que su gobierno tomaría como referencias a los de Lula y Lagos. No mencionó a Kirchner, quizá para no irritar a las clases medias.

Reforzar el polo anti-ALCA

SF: ¿Qué repercusiones tendría una victoria de la izquierda uruguaya para América del Sur y América Latina en su conjunto?

RZ: Consolidaría el polo de gobiernos que rechaza el ALCA (Acuerdo de Libre Comercio de las Américas) y que procura establecer relaciones menos dependientes con Estados Unidos y la Unión Europea. También es posible que estos gobiernos fortalezcan el Mercosur (acuerdo económico regional) , que está atravesando un momento difícil. En todo caso, América Latina, y en concreto Sudamérica, atraviesan una situación compleja. Se vive un equilibrio muy inestable por la permanente incidencia de Estados Unidos que ha hecho pie en Colombia, y desde allí presiona sobre toda el área andina, Venezuela, Bolivia, Perú y Ecuador. Además, Washington tiene una relación muy privilegiada con Chile, que pese a tener un gobierno de izquierda ha sido muy pro- estadounidense. Por otro lado, sólo Venezuela empuja con fuerza para re-equilibrar estas presiones, acompañada por Brasil, quien sin embargo tiene intereses más globales, que trascienden el continente. En este contexto, la posible reconstrucción del Mercosur jugaría un papel importante.

SF: El tema de las relaciones entre movimientos sociales y partidos políticos y poder estará bien presente en enero próximo en el 5to. Foro Social Mundial de Porto Alegre. ¿ La actual dinámica uruguaya podrá aportar sensiblemente a este debate? ¿Cuál es el estado actual de los movimientos sociales en Uruguay?

RZ: Es un tema difícil y complejo. Las relaciones entre movimientos y gobiernos de izquierda no han sido buenas. En Ecuador, muy malas. En Brasil regulares, en Argentina navegan entre la cooptación y la movilización. En Uruguay, los movimientos pasan por un período de debilidad. El movimiento obrero está muy golpeado por la desocupación y por que no ha sido capaz de organizar a los "sin", es decir los sin trabajo, los sin tierra, etc. como sucede en otros países del continente. De todos modos, la fuerte tradición sindical y organizativa que tenemos puede jugar a favor de una reactivación de las organizaciones populares. Pero habrá que esperar, no soy muy optimista en el corto plazo.

Perder el miedo

SF: Para concluir: el tema de la recuperación de la memoria colectiva adquiere una importancia significativa en toda América Latina. ¿En qué medida esa temática también está presente o marcará la eventual victoria de la izquierda uruguaya?

RZ: El ejemplo de Argentina debería servirnos de estímulo, en el sentido que se pueden revisar leyes injustas del pasado (en Uruguay se aprobó una ley con voto popular que otorga impunidad a los militares genocidas), sin que haya ningún problema político de desestabilización o peligro de golpismo. Pero esto va a depender más que del gobierno, de la presión que haga la gente. Los argentinos dicen que la dictadura terminó efectivamente el 19 y 20 de diciembre del 2001, cuando la gente salió a la calle a pesar del Estado de Sitio, perdiendo el miedo. Ojalá que el gobierno de la izquierda represente, en lo simbólico, el fin de nuestra dictadura, el fin del miedo que aún hoy nos paraliza y hace que miles de jóvenes se vayan del país. Con sólo eso, ya habría valido la pena.



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Sérgio Ferrari (planetaportoalegre.net)


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