Tres posturas ideológicas del Presidente destacan de su personalidad en la nueva fase que ha iniciado el Proceso Bolivariano. Denso de pensamiento, decidido en su acción revolucionaria y comprometido con el pueblo, son las actitudes de vida que le "atornillan" cada vez más en la conciencia y el alma del colectivo nacional. Su liderazgo remonta los espacios nacionales para proyectarse en el continente como la figura obligada de la emancipación del siglo XXI. Su rol de líder, el cual asumimos y reconocemos hoy más que nunca, le ha conducido a sedimentar sus ideas, a fortalecer su pensamiento, a enseñar a las masas y a abrir los caminos que apuntan hacia la inclusión de los pueblos explotados.

El Presidente reafirma cada día su convicción de lucha por los ideales revolucionarios y enfatiza la perentoria necesidad de entender que la reforma no cabe en el espacio de la revolución. "No hay revolución sin ideología revolucionaria", señala con insistencia. Y apela al regaño público, de su más íntimo entorno, por no haber asimilado el punto crítico del momento coyuntural que estamos viviendo en el preciso instante del ahora mismo.

"Los enemigos más grandes de la revolución están por dentro de ella misma y eso hay que combatirlo a muerte y así debemos reconocerlo. Hay burocracia inútil y mala, y esa es la hay que acabar. Llamo a todos a enfrentar la contra-revolución, por la vida de esta Patria" más claro no canta un gallo. Eso lo dijo el Presidente hace unos días. Lo remarcó en el Teatro Teresa Carreño, el pasado 29 de septiembre. Pero como las palabras a veces entran por un oído y salen por el otro, en su "Aló" del domingo 17 de octubre molesto, disgustado y con plena razón de su furia, regresa por la ruta de la cartilla para decirles a quienes están quedados en la reforma que no llevan la revolución en la sangre.

La revolución no es burocracia. La revolución no es usufructo de poder. La revolución es el pueblo. Y eso significa meterse de lleno en la más elemental línea de la espiritualidad del ser, para entender que la meta de este proceso es alcanzar el bien común del colectivo. Amor al prójimo y buena voluntad no son principios solamente religiosos. Son preceptos básicos de la política revolucionaria. Son los pilares que sostienen al bien común. La espiritualidad del ser es radicalmente opuesto al pragmatismo que culturalmente induce la reforma representativa. La revolución es solidaridad, confraternidad, humildad, servicio al pueblo.

Lo que podemos llamar "realismo político del ser revolucionario" sustentado en la posición económica ante los medios de producción, la actitud política ante el cambio y la ubicación ideológica sobre la concepción del mundo, es lo que nos sitúa en la dimensión exacta de la clara intención del Presidente. Eso es la ideología. La ideología es, sencillamente, el sistema de valores, creencias y principios que nos permite legitimar el orden social revolucionario que se está implantando en Venezuela. A diferencia de la democracia representativa, cuya base teórica conceptual es la representación cupular reformista y, por lo tanto, prevalecen en su práctica los factores materiales del clientelismo, el modelo de la revolución bolivariana se edifica sobre la raíz de la espiritualidad emocional que conduce a la conciencia.

"La revolución bolivariana es darle poder al pueblo y allí es donde los grupos que han tenido poder económico y político durante mucho tiempo deben entrar en un alto nivel de conciencia porque, o lo hacemos de esta manera o algún día el huracán de los pueblos empujados por la pobreza del hambre, la miseria y el desespero las pasaría por encima a los que pretenden vivir en un paraíso rodeados por un infierno de pobreza". Palabras del Presidente expresadas en la reunión que sostuvo en Manaos con el mandatario Lula, el pasado 15 de septiembre. Palabras que cito y traigo en este momento para que los interesados cojan luces y se metan en el carril de la revolución. Palabras que expongo en mis conferencias del peregrinaje político nacional y resalto con convicción para reiterarle a Hugo Chávez que estamos hoy y estaremos mañana de frente con él.

Teniente coronel (r)

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