Un balance objetivo de las recientes elecciones regionales debe comenzar por reivindicar el sonoro triunfo popular que reflejan los resultados. Esta nueva victoria es continuación de la movilización de abril de 2002, de la derrota del paro-sabotaje a PDVSA y de la contundente derrota que le asestáramos al imperialismo y sus aliados nacionales el pasado 15 de agosto. Sin embargo, mientras el triunfo del NO en el referendo tuvo un carácter, en cierta forma, defensivo, la victoria en la mayoría de las alcaldías y gobernaciones del país tiene un carácter ofensivo, ya que se logró arrebatarle bastiones locales y regionales a la Coordinadora Democrática.
La victoria obtenida el pasado domingo, sin ninguna duda, se constituye en un nuevo impulso al proceso revolucionario, en la medida que contribuye a seguir elevando el nivel de conciencia política de los trabajadores y el pueblo.
La abstención
Los factores que componen la Coordinadora Democrática, vienen planteando que la alta abstención fue consecuencia de dos variables, por una parte, una especie de actitud de protesta contra el gobierno, y por otra, una supuesta desconfianza en el CNE. Desde nuestro punto de vista, estos son sólo argumentos políticos detrás de los cuales se quiere ocultar la ostensible derrota. Antes hablaron de fraude, ahora, curiosamente, no lo hacen, pero arguyen lo antes mencionado para restarle validez al rotundo triunfo popular obtenido, y ocultar su fracaso.
En rigor, las elecciones regionales, en prácticamente todo el mundo, se caracterizan por presentar una elevada abstención. Venezuela no es la excepción, especialmente en un país profundamente presidencialista. La abstención del domingo, un poco más arriba del 50%, se inscribe dentro de los parámetros históricos que elecciones similares han tenido previamente.
Por otra parte, todo hace pensar, aunque habría que corroborarlo más adelante con datos más precisos, que la abstención mayor se produjo en el seno de los sectores de clase media, precisamente, la base social de los partidos de la derecha. Mientras que en los sectores populares, habiendo habido abstención, esta fue más baja. De hecho, nuestra apreciación es que en las comunidades y barrios obreros se mantuvieron los importantes niveles de participación que han caracterizado las elecciones recientes, especialmente la mostrada en el referendo. Sin embargo, es importante notar que esta participación podría haber sido mayor si los candidatos hubieran sido escogidos democráticamente y por la base, mediante elecciones primarias. En este sentido, es importante mencionar que en algunos lugares, como la importante alcaldía de la ciudad de Valencia, candidatos no oficiales del chavismo, lograron obtener más votos que el candidato bendecido por Chávez y el Comando Maisanta.
Avance en la conciencia política
Otro dato a considerar es que en las alcaldías y gobernaciones donde los candidatos del chavismo fueron derrotados, muy probablemente, otro gallo habría cantado si los candidatos hubieran surgido de una consulta popular y no como producto del “dedo presidencial”. Este es muy claramente el caso de Nueva Esparta, donde Chávez insistió en levantarle la mano al gobernador Alexis Navarro, a pesar del tremendo rechazo que tenía entre el pueblo chavista.
No obstante, la aplastante victoria a nivel nacional, pone en evidencia el gran avance en la conciencia política del pueblo. Votar por candidatos designados sin participación popular, sin programas revolucionarios, muchas veces cuestionados y de dudosa reputación, fue un voto claramente político, que buscaba asestarle un golpe definitivo al golpismo concentrado en la Coordinadora Democrática. Al mismo tiempo, el triunfo de candidatos no oficiales en algunos lugares, así como la abstención en el seno del pueblo y los trabajadores que respaldan el proceso revolucionario, coloca al descubierto a una franja que desde la izquierda, rechaza los métodos antidemocráticos para escoger a los candidatos. La cual, sin duda, jugará un papel importante como contralora de la gestión de los alcaldes y gobernadores recién electos.
No hay más excusas
Otro elemento a considerar es que ya no hay excusas para postergar las soluciones a los graves problemas que padece la población del país. No se puede argumentar que hay que mantener la unidad para derrotar al golpismo. Ahora, decir que “no me dejan gobernar porque la alcaldía o la gobernación tal, está en poder de los partidos de la burguesía”, no tendrá cabida. Ahora el chavismo institucional, los “revolucionarios” autoproclamados o ungidos por el “comandante”, no podrán escudarse tras estos argumentos para evadir sus responsabilidades.
Miguel Angel Hernández Arvelo
Profesor de la UCV
Dirigente de Opción de Izquierda Revolucionaria
oir_2001@yahoo.com
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