En una plaza de human@s, en un cuarto oscuro, se encuentra un humano. Solo. Tiene dos días con diarrea provocada. Le han golpeado los riñones y los testículos. Fármacos y tranquilizantes lo convierten en un minusválido. Pero pronto terminará su sufrimiento. Después de echarle un liquido en los ojos que le nubla la visión, le abren la puerta para que salga a enfrentarse a un monstruo. Corre desesperado tratando de escapar a los gritos y a la música y arremete contra una capa que se mueve frente a el. Después de algunos pases, un picador le clava una puya en la espalda, que le destroza los músculos, tendones y lesiona sus nervios y vasos sanguíneos, obligándolo a bajar la cabeza, haciéndolo mas vulnerable. Las banderillas, también llamadas “alegradores” le rompen la cerviz. Mas tarde, lo atacan con una espada de 80 cm que le atraviesa el corazón, el hígado, o los pulmones. Finalmente lo apuñalan con el descabello, una espada que termina en cuchilla y mide unos 10 centímetros. Su cuerpo cae. Su garganta brota sangre, no puede respirar. La gente grita entusiasmada. Su sangre llena el breve espacio en que agoniza. Le cortan las orejas y la cola, a veces antes de su muerte, y el monstruo da la vuelta, glorioso, por la plaza, con el trofeo sangrante. Este es el proceso mas completo de corridas. No todas incluyen todo.
Uno de los objetivos de los espectáculos de circo en Roma, y posteriormente en otros espacios, era evitar descontentos y manifestaciones. Cabe contar que el último rey absolutista, Fernando VII cerró la universidad y abrió una escuela de tauromaquia…
Personalmente sigo sin entender la euforia de personas que aplauden la muerte bajo tortura de un animal.
Este sábado, en Vargas, habrá una corrida de toros. Hay informaciones contradictorias en cuanto a su caracter. De todas maneras, pregunto a nuestros gobernantes y al pueblo venezolano, revolucionario o no, simplemente humano, si este tipo de espectáculo, que está comenzando a prohibirse en varios países, tiene derecho a seguir existiendo en el nuestro, y en nuestro proceso.
El Nuevo Nuevo Circo ha transformado un espacio de muerte en un espacio de vida. Pero varias ciudades de Venezuela “amenizan” aún sus ferias con corridas de toros.
Si hay evento, habrá una cadena humana en protesta, en Vargas. Hacemos un llamado a quienes profesan el respeto a la vida, a entrar en la pagina www.animanaturalis.org para mayor información. La cita es frente al Estadio Atanasio Girardot, al lado del Polideportivo J Vargas de La Guaira. L@s caraqueñ@s pueden tomar el autobús desde la estación de metro Gato Negro. Gracias por asistir, en nombre de la vida.
Postdatas:
1/ Citas de Internet:
Begoña Sastre “A los que llaman a esto “arte” solo puedo decirles que se pongan por un momento en el lugar del toro y que yo, en cuestión de arte prefiero el David de Miguel Ángel.”
Daniela Romero: “Si la tradición es motivo para mantener las corridas de toros, el coleo, el rodeo o las peleas de gallos, pues también deberíamos perpetuar la dictadura, el machismo y la corrupción que, lamentablemente, también han sido tradiciones en varios países latinoamericanos”
Helena Escoda: “Todavía, a principios del siglo XX, la bravura de las reses se medía con el numero de caballos que el toro destripaba, los cuerpos de los cuales no se retiraban de la plaza, sino que allí permanecían, como parte del espectáculo. Caballos muertos y agonizando destripados, era el reclamo del público, siempre irascible, que lanzaba al coso todo tipo de objetos y animales, práctica que se prohibió, para garantizar la seguridad del torero.”
2/ Solicitud:
Ruego ahorrarse comentarios del tipo: “En lugar de preocuparse por los toros deberían preocuparse por las guerras o los niños de la calle.” Tranquil@s, que podemos preocuparnos y ocuparnos de varias causas simultáneamente”
*Documentalista
lilianeblaser@gmail.com