“En la vida no sino, o estar arriba o estar abajo. Y el que está arriba es el vivo y el que está abajo es el pendejo” Arturo Uslar Pietri, Las lanzas coloradas. Pg. 68
“El Taita Boves” ha sido desclasada por una burda y conocida trampa de las empresas Distribuidoras de películas contra el cine nacional. Colocan en 26 salas un bodrio sobre “hadas y necedades” y en 27 Cineplex otra bazofia “pasional y barata”, mientras que la película de Luis Alberto Lamata la condenan al ostracismo de 6 salas, de las menos aceptadas. Exquisita forma de venganza contra quienes no comulgan con los patrones de Disney o maldicen la censura y el totalitarismo de las comercializadoras, especie digna de someterla a “interrogatorios incrementados”, como decía Bush, para que nos expliquen el continuado y alevoso saqueo contra el buen gusto.
A pesar de este denigrante atropello, es bueno decir, que ninguna autoridad a tenido a bien controlar este ilegalidad, simplemente han dejado a la película de Lamata en el limbo y sin nadie que nos defienda de estos momios.
Aunque, muy a pesar del inmerecido trato, esta película, perdurará por que sencillamente es cine de autor, capaz de mostrar un personaje bárbaro en sus formas, quién por no pertenecer al club de los blancos hidalgos y mantuanos, debió sufrir mil formas de discriminación, racial, social, legal y política, practicas muy del gusto de los blancos mantuanos del 1813; antecedente que lo llevarían a fijar las bases de un guerra social aun no terminada en Venezuela.
Lamata nos muestra ese lapso que algunos han llamado la “patria boba” marco de la caída de la 2ª República y muestra una terrible descripción de la violencia desatada por Boves. Es obligado reconocer que la mayoría de sus planos corresponden a anécdotas, descripciones de lugares históricos que el cineasta sabe presentar y dramatizar al seguir de forma respetuosa y honesta lo descrito por el autor del libro “Los Amos del Valle” y “Bóves el Urogallo” F. Herrera Luque, es ultima fue la obra que inspiró el guión del El Taita Boves.
Reconocemos un director que demuestra sensibilidad y oficio de cine, y supo escoger una poderosa historia y descifró el arte del montaje para lograr con maestría el ritmo de una válida trama histórica. Diseña inteligente fotografía para crear gran cine, digno y profesional. Aplauso a los actores y a quien llevo a feliz termino la dirección de actuación. Trabajo pulcro y justo para la darle forma a la historia.
La película delata el inicio de un proceso de reordenamiento social, que estimo, como lo reconocía Pancho Herrera Luque aún sigue en evolución; eso de la confrontación social es asunto no concluido, la duda es quien la inició y cual es su balance actual. ¿ Fue iniciada por Boves, o fue Monteverde o fue Simón Bolívar con su Decreto de Guerra a Muerte o Ezequiel Zamora o Juan Vicente Gómez el disparador de la guerra social en Venezuela?.
Esta propuesta se aleja de aquella que de la misma época realiza Arturo Uslar Pietri, en la novela Lanzas Coloradas, quien solo describe y poco prescribe, y mucho esconde, sobre todo con el tema de las relaciones sociales de producción mostrando la imagen histórica de Presentación Campos como un cosecha de puro odio de la negritud contra los blancos criollos, ocultando el origen real de la guerra social que se estaba produciendo.
Es notable reconocer el demoníaco papel de los mantuanos en el periodo, asi como discutible la vigencia actual de sus modos de lograr el poder, aun a costa de la entregada de sus mujeres y su doblada dignidad ante los poderosos de turno o a favor de quienes bárbaramente ejercieron el poder militar en Venezuela, siempre y cuando las afrentas que se producían les rindiera ganancias o mantuviera posiciones de gobierno.
La de Boves es historia que se nutre por el odio y las afrentas sociales y legales que sufrió y luego sometió paradójicamente a su misma gente. En su corta elipsis de poder Boves recibió con dudas la aclamación y exhortaciones como triunfador de quienes una vez lo humillaron, demostrándole como se ordena el mundo de las relaciones sociales de producción. Sabe que ese no es su mundo. Se percata, de que, como decía Herrera Luque, hace 38 años : “Sólo los pobres podrán liberar a los pobres, y sólo los negros liberarán a los negros. Hasta que no llegue un caudillo pardo y pobre, todas las revoluciones serán traicionadas” (Boves El Urogallo, pp. 285).
Como nota excéntrica, Boves al morir no disponía sino de su caballo y de una acreencia de trescientos pesos sobre un amigo a quien le había prestado esa cantidad y creemos fue otro de tantos que lo traicionó.
Por tanto invito a ver cine nacional de calidad. Consiéntase, controle el odio y permítase una escapada para admirar buen cine.
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