Veamos:
La oposición contrarrevolucionaria fue demolida el 6-12-1998. Su propia militancia -cansada de soportar cada cinco años el sempiterno fraude de sus dirigentes- la aplastó con un contundente voto castigo. Voto ético, masivo, multitudinario, que derrocó el puntofijismo e inició en Venezuela la nueva era de la Revolución Democrática, al darle el triunfo contundente al Presidente Chávez. ¿Entonces, no es una redundancia innecesaria demoler algo que ya se ha convertido en polvo infinitesimal? Porque la oposición es hoy un puñado de harina disperso en su propia oscuridad.
Ellos, los opositores contrarrevolucionarios y antibolivarianos, se niegan a estirar la pata (de la mesa...) y en vez de armar una arquitectura argumental razonable, para "acabar" con Chávez se han dejado dominar por un odio megapatológico que en mucho se parece al de los nazis.
Y es que, diez años después, de los escombros de aquella oposición arcaica apenas queda una larga lista de siglas (alias, apodos, seudónimos de individuos farsantes, grupos y partidos ultraderechistas) que la propia dinámica de la Revolución Bolivariana ha ido desintegrando. De las siglas o signos fatídicos que durante la nefasta IV res pública se adueñaron del poder -y causaron la calamidad colectiva que en Venezuela propició el puntofijismo- sólo queda una nube negra que los vientos de la Revolución han ido borrando.
La oposición hiperfragmentada es hoy una muestra de su propio desastre.
Lo que hasta hace unos días se denominó oposición es apenas una polvareda que mancha el aire...
Y es que -mucho antes de que el Presidente Chávez anunciara la demolición de la "mesa" el próximo 26S- la oposición ya ha sido pulverizada. Y si no fuera por la catarata de dólares que el narcopentágono yanqui y sus aliados sionistas les envían, los restos agónicos de la IV res pública no tendría ni para montar en afiches su moribunda farsa bufa.
Y es que, con la treta de la "unidad", parecía que los enemigos de la Revolución Bolivariana alargarían su sobreviviencia política. Pero, hoy agonizan porque convirtieron la "buena" intención en jugada de tahúres. Ahora se sabe que en el reparto de su botín politiquero, en ese casino en que se convirtió la oposición, volvieron a ganar los pillos, los rufianes que otrora hipotecaron a Venezuela.
La "unidad" -que en teoría sería la fómula mágica para cohesionar a los egoístas del individualismo puntofijista- terminó en diáspora de siglas o lemas vacuos, pues apenas logró reunir a los que a duras penas ya se habían juntado para sobrevivir...
Así fue como, aplastados por la desesperación, la peor jugada de la oposición ha sido convertir la "unidad" teórica en mesa impráctica: Apostaron sus miserias y en la rifa de puestos confundieron "mesa" con curul y les salió el tiro por la culata. Jugaron a atormentar al gobierno y desestabilizar el país, pero su juego macabro y criminal fue descubierto antes de que el pentágono repartiera las últimas barajas.
Luego, a última hora, cuando los bizoños contrarrevolucionarios echaron el resto, su ajilei maligno se les transformó en jaque mate, pues los pillos mayores (fulleros que aún usufructan en AD y copei) les escamoteó la bolsa...
Así, desesperados e histéricos, ante el abandono de sus propias bases, ante el avance de la Revolución, llenos de odio no midieron su demencia y apostaron a las bandas terroristas: En oleadas sucesivas trajeron narcoparacos que en complicidad soterrada con la delincuencia común han causado incendios, apagones, robos, secuestros y asesinatos.
Esto lo sabe el país entero, país que repudia toda forma de terrorismo.
Por eso la "unidad" o junta de desunidos intentó un postrer ajedrez maquiavélico lanzando a los "novicios" (tontos útiles) que siguieron fielmente el libreto made in USA. Y es que desde un principio, desde abril-2002, la "unidad" tuvo la mala idea de aceptar "asesoría" de narcócratas terroristas como Bush, Aznar, Mossad, CIA, entre otros genocidas. Y ahora, en vísperas del 26S, esa misma caterva de fulleros o capos de la ultraderecha mundial, con las cartas marcadas, les arrebató a los novicios y pichones las migajas del botín. Con la jugarreta del ajilei, en la "mesa de apuestas", la arcaica dirigencia puntofijista pulverizó las aspiraciones de los novaticos. Por eso, después del 26S, los "retoños" del maquiavelismo adecopéyico no servirán sino para malos chistes y una que otra carcajada... Porque toda esa larga lista de siglas, alias, apodos y seudónimos que produjo la IV res pública, será una desteñidura en el horizonte. Y es que la oposición demolida ya está pulverizada.
Paz a sus trizas...
*Escritor surmerideño.
amablefernandezs@gmail.com