Es natural que en toda campaña electoral y política se tracen estrategias y se indiquen consignas para organizar y movilizar los seguidores de un proyecto determinada. Eso es tan antiguo como la humanidad, solo que ahora las cosas son más sofisticadas dado el desarrollo de las comunicaciones y el marketing electoral.
El chavismo, para utilizar una metáfora, se trazó unas metas y unos objetivos para las elecciones parlamentarias ocurridas ayer. Los propio hicieron los integrantes de la Mesa de Unidad, quienes han estirado al máximo su resorte de aspiraciones políticas hasta proponerse la salida de la Presidencia de Hugo Chávez.
Valorar los resultados que conocemos hoy, después de la impecable gestión del Consejo Nacional Electoral, en retrospectiva, bien puede ser un ejercicio de especulación que permita elaborar algunas conjeturas políticas. Eso no esta mal, sin embargo, a mi juicio es distraerse en inutilidades y en terrenos poco fecundos para trazar las acciones futuras.
Lo que cuenta son los hechos concretos de hoy: el PSUV tiene 96 diputados y esa no es una cifra despreciable; se trata de una representación que tiene el soporte de cinco millones trescientos mil votos de ciudadanos venezolanos identificados con el Socialismo. Las cosas pudieron ser peores dado el dificil cuadro economico, social, político e internacional de Venezuela: recesión económica, inflación, apagones, corrupción de funcionarios publicos, despilfarro, demagogia, inseguridad rampante, presiones mediáticas y hostilidad del gobierno estadounidense y sus aliados en la región.
Desde luego, la Oposición recupera un escenario del que se marginó hace cinco años por falta de sensatez y realismo político. Hoy, llega con su agenda a la Asamblea legislativa, gracias a la naturaleza democrática del sistema político venezolano y a la modernización de su sistema electoral, que la rodeo de garantías y derechos, a pesar del delirante discurso que ataca una inexistente dictadura totalitaria de inspiración comunista.
Me imagino que el PSUV y sus aliados políticos haran las lecturas correspondientes de los hechos concretos que tenemos hoy, para ordenar un programa que profundice el Estado Social de Derecho y el Socialismo. Es muy dificil no avocar de manera inmediata problemas y situaciones tan complejas como la inseguridad ciudadana, la recesión económica, la corrupción rampante, la ineficiencia publica, la inflación y otros problemas que inciden en la vida cotidiana de los venezolanos, y que motivaron comportamientos electorales dispares y con cierta beligerancia irracional.
Ojala en la Oposición impere la sensatez para que excluyan de sus proyectos el golpismo, la conspiración y el saboteo permanente a la gestion gubernamental, desde los escaños legislativos.
Estamos, hay que reconocerlo, en plena globalización capitalista, con un impresionante despliegue tecnológico y comunicacional, que no podemos ignorar a la hora de proyectar los escenarios del Socialismo postsovietico. Me parece es lo que sugieren las recientes reformas en el Estado Cubano. Eso también cuenta para nosotros.
No veo escenarios de catástrofe y derrumbe para el Proyecto Socialista Bolivariano. El tiene nuevos retos que pondrán a prueba la capacidad del liderazgo del Presidente Chávez, del PSUV y de las otras fuerzas revolucionarias que concurren en el actual gobierno.