Aporrea publicó el miércoles 20/10/2010 titulado “Si el Socialismo es como el
Metro, yo no lo quiero”, bajo la firma de Hernán Luis Torres Núñez que,
pareciera tuvo un importante éxito de opinión, no solo por el nivel de lectura
alcanzado en el portal, sino también por su distribución en los correos
electrónicos, incluyendo a camaradas comprobadamente revolucionarios.
Apelando al manido recurso periodístico de la afirmación de un hecho y ponerlo
en la boca de una anónimo personaje (“una señora muy humilde”), a quien, de
paso, el articulista la ubica en uno de los escenarios más emblemáticos de la
pobreza venezolana (“las populosas barriadas de Petare”), el cronista comienza
a accionar su bien aceitada artillería del pensamiento contra la revolución
bolivariana y socialista, utilizando uno de los argumentos más esgrimido y
difundido por los sectores de la contrarrevolución para tratar de implosionar el
apoyo popular a la revolución, en el centro neurálgico del Poder: el Metro de
Caracas. Habla de “estaciones atestadas”, “retrasos de trenes”, “muchos vagones
(que) no tienen aires acondicionado”, “gente apretujada”.
No dice nada nuestro comentado articulista que esta revolución bolivariana y
socialista ha hecho tanto o más kilómetros de metro y de tren de distancia, que
los que en toda su historia hicieron los gobiernos de la burguesía y que, en
este momento, se adelanta, aceleradamente, la construcción de otro línea con la
finalidad de descongestionar las líneas centrales y ampliar el grado de
cobertura de transporte para otras zonas del área metropolitana de Caracas y,
mucho menos dice o insinúa nuestro comentado cronista, que el aumento del
crecimiento exponencial del uso de ese medio masivo “atestado de gente” y con
“muchos vagones (que) no tienen aires acondicionado”, con todo y las fallas
gerenciales y operativas, es la consecuencia natural, no solo del crecimiento
poblacional de la capital, sino del incremento real de las oportunidades de
estudio, trabajo y recreación derivada de un proceso revolucionario dirigido a
beneficiar a la gente, lo cual no puede ser absorbido por el “sistema”
capitalista de transporte urbano que, en la superficie, llena de chatarras
contaminantes a la ciudad de Caracas, por lo que los caraqueñ@s prefieren los
“males” del Metro Socialista, que los “bienes” del sistema capitalista de
transporte, que se niega, rabiosamente, a morir.
Siguiendo con su “katiuska” de la critica, el escribidor introduce una expresión
descontextualizada del Negro Aristóbulo sobre las causas de la “falta de
entusiasmo del chavismo para ir a votar”, concluyendo que ello tiene que ver “
en la insatisfacción y hasta rabia que empiezan a exhibir los usuarios del
metro de Caracas”, agregándole “deficiencias en los servicios públicos”,
“déficit habitacional”, “carestía de la vida”, “la inseguridad”, sin referirse,
por supuesto, a los enormes esfuerzos realizados por el gobierno de la
revolución bolivariana y socialista para seguir atendiendo tales problemas; los
cuales tienen, además de las fallas del aparato de gobierno nacional, regional y
local ( y eso incluye a la contrarrevolución), los siguientes orígenes: un
espantoso débito humano y social legado del Capitalismo en el 80% de la
población, un proyecto de país que incorpora a las mayorías al consumo con una
política redistributiva ( venciendo la pobreza, la desnutrición, el
analfabetismo y el desempleo) y una sociedad que no solo permite la expresión
del descontento social, sino que la anima mediante la denuncia, el debate y la
interpelación de los gobernantes “en plena vía pública” y en los medios de
comunicación, sin represión, como era usual en el Capitalismo.
Para atizar, aún más la “línea de fuego” contra el proceso bolivariano y
socialista, el articulista regresa al escenario petareño, describiendo al
pueblo bolivariano en lo que no son: no son “revolucionarios de patria o
muerte”, ni “clones del che”, para luego describirlo sicológicamente como
“gente sencilla”, “humilde”, “que de política no saben mucho”, “ni quieren
saber” y, el rosario de necesidades de la mayoría de los venezolanos, sin
atreverse, al final de cuenta, hacer consideración alguna a los niveles de
calidad y esperanza de vida alcanzada por el pueblo venezolano en estos 11 años
de gobierno y que hoy, apoyando la revolución bolivariana y socialista, votando
por la oposición burguesa-imperialista o marginándose de la lucha electoral, ha
alcanzado un importante nivel de politización que permite fortalecer el debate
político de nuestra sociedad entre quienes responden a los intereses
históricos de los que producen la riqueza o los que se apropian de la riqueza
socialmente producida y los recursos naturales que integra el patrimonio
presente y futuro de los venezolanos.
Para que no hubiese duda de a donde quería llegar este “artillero de la
desesperanza”, concentra su línea misilística en la concepción socialista del
hombre nuevo guevariano, cuestionando al Socialismo como utopía posible y, en
su último arrebato de desesperado hiperrealismo capitalista, se descubre, sin
utilizar el anclaje de la viejita las barriadas de Petare, clamando por
abandonar el sentido del futuro y asumir el “ya” virtual, el del instante, el de
este momento, el que no tiene pasado, ni presente ni futuro sino realidad, que
no puede ser otro que el deseo existencial del Capital, individual y atemporal;
algo así como el fin de lo trascendente y trascendido.
Totalmente descubierto en sus propósitos de “ametralladora del pensamiento
antisocialista”, nuestro cronista de la insatisfacción, recurre al anticomunista
argumento del derrumbe del modelo socialista europeo para concluir, que “ fueron
los nietos y bisnietos de los revolucionarios de Octubre del 17 los que dieron
al traste con la Unión Soviética”; sin reparar, por supuesto, en la contribución
fundamental que el Socialismo y los revolucionarios del mundo hicieron para
liberar más de la mitad de la Humanidad de la semiesclavitud, el oscurantismo
feudal, el colonialismo y, enfrentar al imperialismo militarista y explotador en
su pretensión de someter a todos los pueblos del mundo, a la Humanidad toda y a
su hermoso planeta azul, a su nueva arquitectura de terror nuclear, de gobierno
global y depredación de la naturaleza, con el fin de salvarse de la profunda
crisis sistémica en la que se encuentra.
Finalmente, el comentado “artillero del realismo Capitalista”, dejando
expresamente sentado su larga distancia de la revolución bolivariana y
socialista, truena con desprecio: “pongan atención revolucionarios
venezolanos”, mientras recordaba, nuevamente, el recetario de males
holocáusticos que dice amenazan a la revolución bolivariana y socialista,
terminando por pedir que se olviden de su innombrado imperio y de su escondida
oligarquía criolla y foránea, porque eso no llevara a la gente a vivir sin la
esperanza de una vivienda digna y a padecer pésimos servicios públicos...”.
Para tragedia de este “arcabucero” sin historia ni futuro ni esperanza, pero de
buena pluma manipuladora, la estática y la inercia antihistórica siempre será
mejor que la voluntad de construir un mundo para el cual no hay duda que el Ser
Humano esta destinado, porque su naturaleza, con toda y las perversiones que
durante miles de años anidaron en los pueblos el dominio social de los
Propietarios; todavía, con mucho, tiene la suficiente pureza y guarda suficiente
creatividad y sentido de Libertad, Bienestar y Progreso, para que sea imposible
que no podamos alcanzar un día el sueño de la Sociedad de los Justos: el
Socialismo.
En Venezuela, nunca como antes hubo tantos servidores del pueblo, nunca como
antes entregamos al pueblo la riqueza que el produce y su patrimonio natural,
nunca como ante hacemos lo necesario para que todos y todas vivamos mejor y,
aunque la canalla imperial y sus vasayos y artilleros no lo reconozcan, mucho
tiempo después de que todos los que vivimos sobre la faz de la Tierra nos
hayamos extinguidos, nuestro pueblo y la Humanidad toda disfrutará de un mundo
incomparablemente superior al mundo de explotación, depredación y la guerra
creados por los Propietarios, porque esta escrito, que no solo no estamos en
el fin de la Historia, sino que apenas estamos en el inicio de la verdadera
historia de la Humanidad, esta que la estamos haciendo los pueblos y la
construirán las trabajadoras y los trabajadores de Venezuela y del planeta
Tierra.
Que los arcabuces vivan su “ya”, porque las revolucionarias y los
revolucionarios venezolanos construiremos y haremos vivir nuestro Siempre.
yoelpmarcano@yahoo.com