El día que se aprobó la ley RESORTE en la Asamblea Nacional algunos payasos que medran en ese ámbito ofrecieron un espectáculo gratuito al público de galería al presentarse con unos pañuelos o bandanas que les tapaban la boca, en alusión a la que ellos han dado en llamar "ley mordaza". Tuve un momento de alegría pues pensé: "¡Coño! ¡Por fin van a dejar de hablar pendejadas!, pero fue una alegría de tísico, porque tan pronto como les tocaba hacer uso del derecho de palabra se quitaban, innecesariamente, los pañuelos y volvían a repetir las mismas pendejadas y sandeces con que siempre se han opuesto a la aprobación de esa ley.
Yo pensaba que para que el efecto de ese espectáculo fuera completo, se pararían ante el micrófono, sin quitarse el pañuelo de la boca, y se limitarían a emitir unos sonidos guturales como si estuvieran realmente amordazados, pero ¡que va!, la inteligencia no les da para tanto y se limitaron a repetir sus bolserías de siempre a sabiendas de que ya todo estaba consumado.
Sin embargo, el uso del pañuelo por estos payasos no deja de ser un reconocimiento, tal vez no consciente, de que la citada ley no merece el calificativo que ellos le han asignado porque si fuera así no podrían decir "ni pío", en cambio si la hubieran llamado "ley pañuelo" habrían tenido razón porque, como hemos visto en las películas y leído en las novelas policiacas, un pañuelo sobre la boca parece que elimina o modifica algunas propiedades de la voz del hablante que, sin alterar el mensaje en absoluto, transforma el sonido de su voz.
La ley RESORTE no impide la transmisión de cualquier mensaje, sino que elimina o regula algunas formas y ocasiones de presentarlo, sin modificar su contenido cierto. Por lo demás, esta ley era muy necesaria, porque algunos periodistas, presentadores o moderadores de los medios tienen muy mal aliento y al verse obligados a ponerse el pañuelo sobre la boca, salen favorecidos todos quienes los oyen puesto que no tendrán que llevarse sus pañuelos a la nariz.
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